miércoles, 23 de noviembre de 2016

Cuando crees en lo increíble


                     Trick or Treat      Consultoría y Coaching



   Hay ideas descabelladas, locas, que pueden resultarnos increíbles y extravagantes  o imposibles.

Cuando pensamos así, cuando algo nos parece imposible y tendemos a creer que no puede hacerse y que es mejor seguir "a lo nuestro" y olvidarnos, no sabemos si estamos perdiendo una gran oportunidad.

Hay ideas increíbles, que en manos de ciertas personas o equipos, tuvieron éxito y pasaron de ser sueños alocados a convertirse en maravillosas realidades.

Quizás, en un primer momento de análisis, esas ideas o proyectos pudieron encontrarse ridículos o irrealizables, o esas mismas personas que después los llevaron a cabo pensaran: "no es posible hacerlo, no valemos, no podemos."

Pero después triunfaron al ponerse a ello y llevarlas a cabo con trabajo, tesón y fe inquebrantables.

Un buen pensamiento es: "la vida es muy corta... ¿por qué no probar?"

Todo depende de la confianza que uno tenga en sus posibilidades (que son infinitas) de quién se rodee, en quién confíe, en su intuición y también en el punto de locura que se tenga, en el sentido de arrojo, de no tener miedo a salir a explorar, fuera de la "zona de confort"

También quizás en la suerte. Aunque ¿no es la suerte el resultado de todo lo anterior puesto a funcionar?

Lo que yo veo claro es que si no se da el primer paso, no se puede comenzar el camino. Si no se da el paso, el éxito no dependerá de nada ni de nadie, simplemente no será.

En mi experiencia personal y profesional he conocido casos y he vivido situaciones que me hacen creer que esas cosas increíbles se dan y son posibles. Y no me considero un lunático por eso, más bien creo que estar siempre a lo mismo nos hace grises y previsibles.

¿Por qué no? pienso...

Es evidente que no hay que lanzarse a todo, ni a ciegas. Pero hay que abrir la mente, los ojos, pensar, estudiar las cosas, explorar, informarse.

Cualquier proyecto hay que trabajarlo y siempre tienen momentos de avance, de retroceso, de espera en la que parece que nada ocurre (y que pueden ser desesperantes)

Pero hay que tener y mantener el convencimiento, para comenzarlos y permanecer trabajando en ellos con una visión de éxito. Con fe inquebrantable, tratando de disfrutar del camino, sabiendo que cada paso y cada obstáculo es necesario.

He visto casos de éxito, misiones aparentemente imposibles.

No los lideran locos. Los llevaron a cabo personas y equipos que creyeron en sus posibilidades y no tuvieron miedo a explorar y adentrarse en lo desconocido, en el sueño.

No tuvieron miedo a creer en sí mismos y en su capacidad de hacer realidad lo increíble.

Porque lo increíble es creíble cuando te lo crees.



Jorge Arizcun 
Noviembre 2016

domingo, 20 de noviembre de 2016

Lo real y lo irreal



                     Trick or Treat      Consultoría y Coaching


Siempre va a ocurrir algo. 

Y no es lo que ocurra lo importante. 

Me refiero a que lo importante es que ocurran cosas y que las vivamos.
La vida es un río incesante de acontecimientos que pasan y pasan. Siempre pasa algo, aunque creamos que no, o no lo veamos.

Y eso es lo que conforma la dinámica de todo el Universo. 

Otra cosa es lo que "no pasa", pero sí pasa en nuestra mente. Ese es otro río, muy distinto, virtual, no real. Muchas veces turbulento.

Mientras que en el río de la vida, podemos experimentar las cosas, participar de ellas, vivirlas en definitiva, en ese otro río, el de los pensamientos, no podemos experimentar nada, porque no existe realmente. 

Parece que existe, pero no. Es la mente que simula una realidad que no es.

Hace 75 años un joven Orson Welles ponía el mundo patas arriba al provocar el pánico entre miles de personas, convencidas de que Estados Unidos estaba siendo invadida por un ejército de alienígenas.
Alrededor de las ocho de la tarde, el Estudio Uno de la Columbia Broadcasting en Nueva York se convirtió en el escenario donde Welles interpretó, acompañado de la compañía teatral Mercury que el mismo dirigía, la novela del escritor británico H.G. Wells, «La guerra de los mundos», recreando una supuesta invasión alienígena. 





https://youtu.be/cKfvGYwe-eM 

(enlace al vídeo de la emisión)





Posteriormente se hizo una película de cómo fue ese programa radiofónico en el que se simuló, con los medios de la época, esa invasión extraterrestre, no amistosa precisamente, con un realismo que puso en alerta a parte de la población que escuchó ese programa, que creyó que lo que escuchaban era real.
Pues creo que es un buen símil. 

Nuestra mente puede recrear con todo lujo de detalles, situaciones y acontecimientos que no son reales y que con toda probabilidad no lo serán nunca. 

Puede simular ese río virtual, con su agua, con sus sonidos, con sus piedras y orillas. 

Podemos escucharlo, podemos incluso creer verlo... 

Pero no es más que un artificio. Una recreación. 

Puede llevarnos a creer el fin del mundo o la catástrofe más espeluznante en nuestra vida. 

Podemos sentir el miedo real y que nuestro organismo segregue las sustancias que nos preparen para afrontar esas amenazas...inexistentes!

"Diabólico placer que le produce a la mente asustar y angustiar...."
Bueno, quitemos lo de diabólico, aunque lo sea. 

La mente es nuestro ego manifestándose. Y la forma que tiene de tener el control es manipulando la realidad, distorsionándola. ¿Cómo? Sacándonos del ahora, utilizando elementos del pasado para recrear el futuro. 

En el miedo somos fácilmente manipulables y esa es su estratagema para sobrevivir. Porque no tiene cabida en la realidad. Nos hace creer lo que no es, lo que no somos. Lo que no está pasando y casi con seguridad no va a ocurrir.

Y habla, y nos persuade, inventa, recrea, juega a hacernos creer cosas... Y le creemos, sufrimos, nos asustamos, enfermamos...
¿Y qué podemos hacer? Pues ¡apagar la radio!

Los que no escucharon el programa radiofónico de Welles no sufrieron en absoluto. Los que sí lo hicieron desde un principio, sabían que era una ficción porque lo avisaron al comienzo del programa.

Pero los que se incorporaron después..., se encontraron con el fin del mundo. Tal cual.

¿Era cierto?, No. 
¿Qué decían sus mentes?, Que sí lo era. 

Pues eso. La mente. Trabajando para el ego.

¿Qué es lo real?



"¿cómo defines real? Si estás hablando de lo que puedes sentir, lo que puedes oler, lo que puedes saborear y ver, entonces lo real son simplemente señales eléctricas interpretadas por tu cerebro. Morpheo" (Matrix)

Jorge Arizcun 
Noviembre 2016

lunes, 14 de noviembre de 2016

No tiene nada de malo pasarlo mal


                     Trick or Treat      Consultoría y Coaching


Este señor de la foto es el Doctor José Miguel Gaona, y es psiquiatra.
Yo he leído un libro suyo, muy interesante, titulado "Al otro lado del túnel", que según dice la sinópsis del mismo publicada en la web de La casa del Libro, trata de una aproximación divulgativa pero de carácter científico, realizada por este psiquiatra, a las experiencias cercanas a la muerte (ECM). Con numerosos testimonios de personas españolas que han sufrido el «efecto túnel», se explica la secuencia más o menos completa de acontecimientos que anteceden a la muerte. Un viaje de salida de la vida con regreso a ella, en el que se tocan temas como: los sonidos de la muerte, la luz, viajes astrales, visitas de familiares muertos antes de la propia muerte, técnicas para acercarse a una ECM, etc.

Este tema, del que se ha escrito mucho, que yo sepa es la primera vez que es abordado por un médico y es muy recomendable. 

En una interesante entrevista en "La Vanguardia", el periodista Víctor-M.Amela, aborda una serie de preguntas a este doctor, que quiero compartir en este post.

Me parece interesante la reflexión sobre el "Síndrome del decaimiento" y sobre el uso del Triptófano, aminioácido esencial, que logra que la glándula pineal segregue la melatonina, que es una hormona cerebral, que favorece el sueño, ya que la serotonina es precursora de la hormona melatonina, vital para regular el ciclo diario de sueño-vigilia. También se observa un efecto antidepresivo debido a la serotonina y el efecto tranquilizante de la serotonina actúa como un ansiolítico.
La melatonina es la hormona que regula el reloj biológico de nuestro organismo (la habréis oído mucho como remedio natural del JetLag...)


Bueno, tras este rollo científico (aunque fácil de entender, creo yo) voy a transcribir aquí las preguntas y respuestas que me han parecido muy interesantes acerca del mencionado síndrome del decaimiento, tan habitual hoy en día y que tantos fármacos y tratamientos mueve.

Uno de sus intereses, me dice, es el síndrome de decaimiento... 
¡Cada vez es más frecuente! Precisamente una separación o una pérdida (de un ser querido, un trabajo...) pueden desencadenarlo.

¿En qué consiste ese síndrome? 
Es un estado de ánimo bajo.
¿Qué síntomas lo delatan?                                                             Apatía, cansancio, desmotivación, agobio, estrés, inapetencia sexual, desgana, insomnio...
Todos lo hemos sentido alguna vez. 
Lo llamativo es que pasa cada vez más a menudo..., y a cada vez más personas.

¿A qué atribuye este síndrome? 
A nuestro bajo umbral de frustración.

¿Soportamos mal la frustración? 
Peor que nuestros padres y abuelos... Nosotros ocultamos la muerte, negamos el dolor, rechazamos la dificultad... Fíjate: nos diagnostican una enfermedad, ¡y nos sorprende!

Claro, ¿no? 
¡La enfermedad es normal, es parte de la vida! En vez de entenderlo así, nos preguntamos: "¿Cómo es posible?". Y seguimos: "¿Por qué yo?". Y concluimos: "¡No es justo!". Son pensamientos muy desvariados..
.

Ya. 
Hay un desenlace fatal en urgencias, ¡y buscamos culpables! Nos cuesta aceptar que lo normal es morirse, ¡y que lo excepcional es vivir! Nos creemos con derecho a todo, ¡felicidad incluida y garantizada! Abominamos del dolor físico y psíquico.

¿Y qué deberíamos hacer? 
Pues no vivir el dolor como trastorno y revés insoportable. "Estoy fatal por un duelo", me dicen en la consulta. "¡Recéteme algo para que se me pase rápido!", me piden. ¡Pues no, señor mío: ahora le toca pasarlo mal! Páselo mal.
¿Qué tiene de malo pasarlo mal una temporadita, eh? ¡Ya amainará!

O sea, que deberíamos elevar nuestro umbral de frustración. 
Si sobreproteges a tus hijos, ¡los desarmas frente a la frustración! Y se frustrarán más.

¿Receta? 
A mi hija de 21 años, que estudia Oceanografía en Canarias, ya le he dejado claro que al terminar... ¡nada de volver a casita!

Es usted coherente..., y rudo. 
¡He educado así a mis hijos desde niños! ¿Cuál es el objetivo último de la educación?

¿Cuál? 
Ayudar al hijo a ser independiente rápido.

¿Bajará más el umbral de frustración? 
Quizá la crisis nos enseñe a arremangarnos, y así frenemos esa tendencia. Colaboro como médico en África... y nadie allí padece síndrome de decaimiento: ¡encontrar qué comer les alegra sobremanera cada día!

¿Qué receta a sus pacientes con síndrome de decaimiento? 
Primero exploramos las causas de su decaimiento… y su umbral de frustración. Y en vez de enmascarar sus síntomas recetando alegremente antidepresivos, prefiero emplear el triptófano. Con eso puede bastar.

¿Triptófano? 
Es un aminoácido esencial. No es un fármaco, sino un suplemento alimenticio. Si abunda en sangre, tu cerebro podrá fabricar fácilmente serotonina..., ¡y te subirá el ánimo!

¿Qué es la serotonina? 
El neurotransmisor del bienestar, de la satisfacción, de la saciedad... Y así no necesitarás comerte un bollo (y engordar: ¡fatal!)

¿Dónde encuentro triptófano? 
En la farmacia. Una cápsula al día: no produce efectos colaterales ni adicción. ¡Disminuye la ansiedad y regula el ciclo del sueño!

Dormir bien es la mejor medicina, ¿no? 
Dormir mal facilita la tendencia depresiva.

¿Conclusión? 
Combinamos una baja tolerancia a la frustración... y una alta autoexigencia: ¡peligro!

Bueno, pues ya sabemos algo más. Aminoácidos esenciales que regulan la producción de hormonas del bienestar. ¿Por qué tanto antidepresivo y tanto ansiolítico? 

La vida es una montaña rusa, con subidas y bajadas, con calma y excitación, con expectativas y miedo. Es emoción. hay que vivirla.

"¿Qué tiene de malo pasarlo mal una temporadita?"

Fuente: La Vanguardia
12/06/2012 00:12 | Actualizado a 12/06/2012 21:26

      Jorge Arizcun 
Noviembre 2016

No necesitamos a nadie para ser felices


Acompañamiento para Gestión del Cambio





Cuando crees que necesitas a alguien en tu vida para ser feliz, esa creencia realmente es una manifestación del vacío que tienes y crees que necesitas que otro te llene, que otro  te complete, porque  tú no te eres suficiente. 

Es una identificación con la necesidad, con la escasez, con la carencia y eso es lo que produce el apego a ese otro.

Cuando abres tu corazón a otro ser humano, porque crees que es el único que te hace sentir una persona aceptada, aprobada, querida, plena..., lo que estás pretendiendo es agarrarte y retener eso que momentáneamente te da una sensación de placer y de plenitud. 

Y lo que ocurre es que  te haces prisionero del apego a esas sensaciones que produce el enamoramiento. Es como si fueras por la vida sin corazón, literalmente, porque se lo has dado a esa otra persona. 

Es por esto que el grado de dependencia a otro puede llegar a ser total, hasta el punto de dejar de existir tú como ser independiente, autónomo y libre.

Y eso no es amor. Puedes llamarlo así porque lo que entiendes por verdadero amor es disfuncional. 

El amor de verdad no puede ser causa de dolor, no depende de las circunstancias externas, no provoca celos ni crea ansiedad. No tiene expectativas, no se apega al resultado, se vive aquí y ahora y deja libre a la otra persona para que pueda ser ella misma, liberándote  también a ti.

La libertad es la base de la mayor experiencia de plenitud. Sin ella, lo demás no existe. Es una mentira, es un error.

Nadie puede hacerte feliz. 

La sensación de bienestar que te pueda provocar la aceptación de los demás es pasajera. Se desgasta. Y provoca más vacío.

Debes mirar en tu interior, conocer  tus fortalezas y carencias. Trabajar en ti.

Tú eres quien más debes amarte. Nadie puede amarte más de lo que tú te amas. 

El apego hacia otra persona la coloca ante ti como responsable de tu felicidad. Pero tu felicidad depende exclusivamente de ti. Nadie puede ser feliz por ti, ni puede amarte por ti. 

La responsabilidad de tu vida es exclusivamente tuya y no puedes delegarla en nadie más. Debes tomar conciencia plena de esto y asumirlo, como primer paso de responsabilidad contigo.

Si te has visto yendo de una relación a otra buscando a esa persona que te complete y te apegas a una unión con alguien esperando que llene tu vacío, si este tipo de episodios se repiten en tu vida, significa que tienes que trabajar en tus creencias, en la imagen que tienes de ti, debes ahondar en tu interior y en el porqué de tu falta de amor hacia ti. 

Tu amor a ti nadie puede dártelo, nadie puede sustituirte en eso. 

Si buscas la pareja perfecta, tienes que ser consciente que la relación perfecta es la que te enseña lo que necesitas aprender de ti para soltarlo.

Las relaciones que aparecen en tu vida dependen de tu grado de evolución. 

Cuando seas consciente de tus expectativas, de tus inseguridades, de tus carencias, y trabajes la aceptación y las repares, serás libre de los apegos que no te permiten vivir relaciones sanas.

Cuando te sueltas y desapegas, descubres que el amor y la paz están en tu interior y puedes dar más amor a los demás. Te das cuenta que ya no puedes reclamar fuera algo que sabes que tienes en ti. 

Entonces  el amor a los demás surge como algo natural y fluye hacia la felicidad.

Sé consciente de tu nivel de tu adicción a los apegos. 

Tú no eres tu adicción y puedes liberarte  ya mismo. Es tu decisión. 

Encuentra algo que sustituya a tu necesidad. Se consciente de que formas parte de un todo, del Universo, de la Naturaleza, de Dios y establece conexión con eso a lo que perteneces, disfrutando de hacer cosas que te hagan sentir bien.

Ten siempre presente que el amor que buscas no se encuentra en el exterior, se encuentra dentro de ti. 

Tú eres ese amor.

Jorge Arizcun 
Noviembre 2016

domingo, 13 de noviembre de 2016

Percepción Temporal


                     Acompañamiento para Gestión del Cambio


Un lugar cualquiera del tiempo.

Da igual 2016 que 3146. Es un número. Una referencia temporal que no influye en el momento presente, que es en sí mismo. 

No necesita el pasado ni el futuro, porque ninguno de los dos es.

Es un mes del año ahora.

En mi esquema mental temporal los meses se sitúan a modo de una cinta métrica y tienen diferentes tonos y luces.

Es una cinta temporal que yo veo en perspectiva. Desde arriba pero en un lateral, para mi el izquierdo, de manera que enero queda a mi derecha y diciembre a mi izquierda. 

Yo lo veo como en una pequeña cuesta arriba, con enero más próximo y diciembre más lejano. A medida que van pasando los meses es como sí me aproximara y me situara cerca del mes en curso, aunque viendo los próximos y los pasados. 

Sí pienso en años todo se aleja y tengo esa perspectiva...

Y es todo una recreación mental. En mi mente es así y en la de cada cual será de otra manera distinta.

La época de fin de año la veo como sí fuese de noche, el invierno después de la Navidad para mi es blanco y va cambiando la luz y el color a medida que avanza hacia el verano. 

Pero es algo onírico, impreciso. Es mi mente. Y supongo que podría cambiarlo, aunque nunca hasta ahora me lo he planteado.

¿Por qué asocio esas imágenes a los meses, las estaciones, las semanas? ¿por qué esos colores y esas luces cambiantes?

Todo viene determinado por cómo he percibido el tiempo a lo largo de mi vida y por las vivencias que evoca cada etapa del año. En una repetición invariable, siempre la misma.

Ahora creo que es un rollo, que sea siempre igual. Así que, como es una recreación mental mía, basada en mi aprendizaje y en mi experiencia vital, decido ahora cambiarla. 

Puedo hacerlo. No será fácil, pero estoy convencido que será un magnífico ejercicio para desprogramar esa visión del tiempo, subjetiva.

¿Y cómo puedo cambiarla?
Hay dos formas de percibir el tiempo: con una percepción horizontal, que es la normal y que es la que yo percibo, o percibía hasta ahora. Y otra vertical.



En la horizontal podemos decidir estar en el centro y a un lado el pasado y a otro el futuro. Y en la vertical, sólo podemos estar en un lugar, el presente, pero en un nivel de conciencia más alto o más bajo.


¿Qué sentido tiene dar una dimensión horizontal a la percepción temporal?, ¿perspectiva? Bien, es una opción, pero puede inducirnos a salirnos del centro, e inclinarnos a retroceder o avanzar, lo cual es una distorsión, porque no se puede retroceder ni avanzar en el tiempo. 


Sólo se puede ser en este preciso instante. Momento a momento, sólo se es en el presente, sólo se está vivo ahí.

Lo otro es recreación mental, como la imagen lineal que he descrito, que puede imaginarse de mil formas y colores.

En la percepción vertical, sólo existe el ahora, el momento. Y la intensidad de la vivencia, de la conexión con ese ahora es la escala.


Siempre hay distracción mental, pero en este caso relacionada con el presente. Más bien, a mi modo de ver, tiene que ver con la mayor o menor distorsión respecto a ese presente. 

Y depende de si nos situamos en la superficie, es decir en el exterior, o en lo que hay debajo (como en un iceberg) es decir, en el interior. Tiene que ver con la vibración y la sincronización. A mayor vibración, mayor sincronización y mejor conexión con el YO, con la esencia, con  la inteligencia universal.

Cuanto menor vibración, menos sincronización y más lejos de ese YO. Pero en el presente.

Ya voy enrollando la cinta que hasta ahora recreaba mi percepción temporal. 

No hay antes ni después. 

No hay meses ni estaciones. 
No hay recuerdos distorsionados ni expectativas. 

Es un mes del año. 
No es verdad que el año nuevo "ya está aquí" porque no existe aún. Ni sé si existirá, ni nada de nada respecto al futuro. 

Si me imagino previamente la Navidad, tiro de recuerdos, de lo que mi mente puede proyectar como idea de la Navidad. 

Es una pérdida de tiempo y mientras se ocupa de eso, me distrae de hoy, de ahora, que es en donde soy y en donde sólo puedo ser.

Miro mi ahora de arriba a abajo y me sitúo en él. Y me toca trabajar mi presencia, mi vibración y profundizar. No hay más.

No es un mal cambio, no es un mal ejercicio, de hecho es el único ejercicio que puede provocar cambios en mi. 


Lo demás es mi mente inventando y sinceramente, ya estoy algo harto de inventos...


Jorge Arizcun 
En algún momento...

viernes, 11 de noviembre de 2016

¿DÓNDE EMPIEZA LA VENTA?


                     Trick or Treat      Consultoría y Coaching


Este interesante post, escrito por mi socio y amigo Javier J. Borrego, nos lleva a reflexionar sobre la venta perfecta y analiza, desde el punto de vista de las emociones y de la ciencia, lo que ocurre en un proceso de venta en el que dos personas interactúan, comprador y vendedor, y los procesos mentales que intervienen.
¿Dónde empieza la venta?
    Los que llevamos mitad de nuestra vida, aprendiendo los secretos de la venta perfecta, e incluso transmitiéndosela a otros, hemos sido adiestrados en las más diversas técnicas y procesos para lograr ese objetivo imposible.
Hemos recibido los aportes de decenas de expertos en la materia, y junto a nuestras propias experiencias, terminamos desarrollando nuestro propio método, pero siempre utilizando las mismas raíces.
       Mi pregunta es:
¿Estamos aplicando la raíz del árbol del conocimiento en ventas, o solamente aplicamos lo que hay en en las ramas?
En la ultima década, la ciencia médica, más concretamente, la neurología, nos ha aportado conocimientos sobre el funcionamiento del cerebro humano, que son aplicables al mundo de la venta, el marketing y el liderazgo.
Gracias a la tecnología de la imagen tomográfica, es posible estudiar las reacciones de un cerebro vivo a los más diversos estímulos externos, cosa que antes no se podía hacer, ya que solo se estudiaban cerebros muertos.


Se ha demostrado que la toma de decisiones no reside en nuestro cerebro consciente o racional, sino que estas se toman desde nuestro subconsciente, guiadas por experiencias anteriores, cultura, educación, religión etc.
Las improntas dejadas por todos esos condicionantes pasados, determinan nuestras decisiones futuras.
Nuestro cortex o cerebro pensante, es el que busca la lógica a nuestras decisiones subconscientes y no siempre lógicas.
También esta demostrado, que cada decisión consciente se toma con un retardo de unos segundos, después de que la tome nuestro subconsciente, y este esta pre-programado por los condicionantes antes descritos.
Todo esto, ¿donde nos lleva?
¿Debemos desaprender todo lo aprendido?
Yo creo que no del todo, pero pienso que lo aprendido son las ramas del árbol, y la raíz es aprender el funcionamiento de la mente, propia y ajena.
El control emocional propio y la capacidad de análisis de las reacciones ajenas a través del lenguaje corporal de nuestro interlocutor, nos llevaran a poder desarrollar habilidades como la empatía y a establecer una relación de humano a humano, previa a la de empresa a empresa.
Las decisiones en las empresas las toman personas y esto no se puede perder de vista.
Una simple sonrisa al principio de una entrevista puede cambiar el curso de la misma. Un comentario negativo sobre la tan sobada crisis, puede condicionar el estado de ánimo de nuestro interlocutor.
Y voy mas allá, nuestro perfume puede despertar malos o buenos recuerdos en el subconsciente de la persona que nos recibe y esto (que no esta bajo nuestro control) hacer tomar una deriva no esperada en nuestra reunión.

Pero la buena noticia es, que la mente se puede re-programar a base de nuevos estímulos positivos que desarrollen nuevas conexiones neuronales, cosa que no deja de ocurrir a lo largo de nuestra vida.
 
En definitiva, el conocimiento profundo, a nivel médico me atrevería a decir, de nuestro cerebro, tanto masculino como el femenino (que no utilizan los mismo procesos neuronales) nos llevará a la comprensión de las reacciones propias y ajenas ante los diferentes estímulos y a la capacidad de conducir el rumbo de nuestras acciones comerciales.
Javier J. Borrego 
Noviembre 2016 

jueves, 10 de noviembre de 2016

Sin problemas, sin miedo y sin tiempo



                   Trick or Treat      Consultoría y Coaching


Hoy, en noviembre de 2016, en esta mañana lluviosa, a las 08:15h... No pasa nada. 

Estoy sentado en el salón de esta casa que tengo la suerte de tener ahora para vivir. 
No hace frío, hay comida en la nevera, mis hijos duermen, mi perra duerme, están bien. Yo estoy bien.

Oigo y miro la lluvia, la naturaleza funcionando ajena a los problemas...., 

¿qué problemas?

Desde la perspectiva de la naturaleza, del orden natural, del Universo, los problemas no existen. 

Sólo existen en la mente del ser humano.

Me observo, noto mi energía vital, visualizo mis sistemas biológicos funcionando, sin más, perfectamente. No hay pensamiento ahí, sólo ser. 


Inteligencia universal actuando.


Logro que mi mente me de un respiro mientras escribo esta reflexión. Un respiro de temor, una pausa al miedo. Miedo a lo que pueda pasar, o no..., o quizá. Siempre el miedo, esa emoción a veces necesaria, pero muchas otras dañina, paralizante.


¿A qué puedo temer ahora?, ¿a la lluvia?, ¿al frío?, ¿a mi mismo?


Por ahí voy bien... Miedo a mi mente, a mis pensamientos, que recrean futuros oscuros y terribles. Miedo a cosas que no son. A lo que podría ser, a lo que podría pasar, o no, o quizá.

Ahora mismo no siento miedo, estoy tranquilo esperando, escuchando la lluvia, sintiendo mi cuerpo, mi ser. 


Todo esta bien aquí y ahora. Todo es en este momento presente. 

Fuera de ahí no hay nada. Nada. Ni pasado ni futuro. El tiempo es una recreación de la mente. Nada más. Siempre es ahora.


¿Qué puede pasar? Puede pasar todo. Infinitas posibilidades, infinitos futuros.
¿Por qué ponerse en lo peor?, ¿qué es lo peor?, ¿hay algo mejor y algo peor?
Son conceptos humanos, de la mente. No existe algo mejor y algo peor, depende.


Hoy he decidido no parar. Vivir, decidir, hacer. Y no dejar que la mente racional me domine, no dejar que me asuste ni me paralice. 


Pienso en quién soy, mejor aún, en qué soy. No una personalidad concreta, no un personaje, sino un ser. Un ser que forma parte de un todo, al que está conectado. Un ser con infinitas posibilidades, ilimitado, con todo el conocimiento y toda la capacidad. 

Y después está ese yo exterior, el personaje que interactúa con el medio, el que siente y padece. Mucho más padece que goza.

Ese yo en minúsculas, limitado y pequeño, que se asusta y mira hacia atrás y hacia adelante, con miedo al ahora, a mirar hacia adentro, donde no puede existir. 


Porque dentro está el YO con mayúsculas, el infinito, el eterno, directamente relacionado con la fuente, con la esencia. Que no teme, que tiene toda la capacidad y toda la sabiduría.

Fuera sigue lloviendo..., y no hay problema.

Jorge Arizcun 
Noviembre 2016