lunes, 26 de julio de 2021

Sótanos

 


    Acompañamiento para Gestión del Cambio 




Cuando las emociones te secuestran y se disparan los automatismos que no has logrado inactivar, tras años de trabajo personal, te das cuenta de lo difícil que resulta la desinstalación de esos mecanismos de respuesta automáticos.

Y tomas conciencia de que el trabajo no puedes hacerlo sin ayuda.

Si las respuestas reactivas te provocan problemas y daños, no te queda otra que redoblar esfuerzos, vivir con conciencia, con atención y alerta, sin dejar de buscar, hasta encontrar la manera de desinstalar esos automatismos.

En tu subconsciente se encuentran los armarios y los sótanos en los que están esos traumas, disparadores emocionales y respuestas reactivas. Entrar ahí, en esa zona mental más oscura, da miedo.

Por eso es mejor no hacerlo sola, solo. El trabajo personal hay que hacerlo individualmente, está claro, pero mejor con alguien que nos acompañe, un amigo, un profesional, la pareja, un familiar...
 
Y aquí vas a encontrarte con una barrera: el miedo a mostrarte, a parecer vulnerable, débil, a no dar la imagen que quieres dar de persona sin problemas, sin traumas, con todo bajo control. 

Esa barrera que todos y todas tenemos es una trampa al solitario que te haces. A corto plazo puede ser que te funcione. A medio y largo plazo te perjudica y mucho. Porque te hace mirar hacia afuera y valida la parálisis que produce el miedo, impidiendo que comiences siquiera a bajar el primer escalón al sótano.

Cada persona vive su vida como puede y sabe, cada cual de forma distinta. Y normalmente las cosas las siente así, tal cual salen sin avisar, sin espacio aparente para trabajarlas.
 
Sólo tú puedes saber lo que tienes ahí dentro, lo que has vivido, pensado, el contenido de esa mochila que llevas siempre a cuestas, llena de miedos, de traumas... Esa mochila no es más que tu sótano y en su oscuridad sólo cada persona sabe lo que hay. Y a veces ni eso. Sabe lo que pesa, pero no lo que contiene.

Descubrirlo es la tarea, atreverse a bajar a ese sótano o asomarse al interior de esa mochila llena de recovecos, de bolsillos ocultos. 

Los miedos a la oscuridad se combaten con luz. Para bajar al sótano necesitas luz y calma, Igual para asomarte al interior de tu cargada mochila. Deja que la luz penetre en esos oscuros recovecos. La tuya propia y la de quien te acompañe, que a veces es más potente que la tuya, debilitada y poco eficaz en esos lugares oscuros. 

Esa poca luz produce sombras alargadas y distorsionadas que te asustan como si fueran algo más que sombras. Necesitas la máxima luz posible para ver con claridad lo que hay ahí. Seguro que te asustará menos y más seguro aún, te sentirás mucho mejor identificando todo aquello que está ahora oculto y que explica esas emociones que surgen y que pueden secuestrarte, disparando las reacciones automáticas.
 
No hay peligro ahí, Solo recuerdos. 

Pero has de ir con paso firme y con determinación. 

Quien te acompañe debe a su vez saber que debe respetar totalmente tu vivencia, el contenido de tu mochila, de tus recovecos, de tu sótano, con empatía, sin juicio y sin tratar de protagonizar nada en la historia de la que el papel protagonista lo tienes exclusivamente tú. Es tu vida, es tu mente, son tus miedos.

Nadie puede arrogarse el derecho de ni siquiera opinar, porque jamás va a poder cargar con tu mochila, ni saber lo que pesa. Sólo puede ayudarte a aligerarla, no directamente sino iluminando y sosteniéndote cuando el miedo te haga dudar o tambalearte, animándote a seguir cuando te paralice. 

Estando ahí contigo, sin más. Con respeto, con compasión, sin opinar, sin juzgar...

Eso es hacer las cosas con amor y es lo que debes exigir a quien elijas para acompañarte en ese viaje a tu interior.
 
Parece poco, sólo amor, pero no es fácil, ni para ti, ni para quien vaya a acompañarte. Pero el amor es una potente fuerza, la más potente y con ella puedes ir a cualquier parte y poder con todo.

Por tanto: "que la fuerza te acompañe" y la luz te ilumine el camino haciendo desaparecer las sombras, que son ilusiones que te asustan.

Con luz, tu sótano verás que parece otra cosa.