Acompañamiento para Gestión del Cambio
Una vez
realizado el ejercicio de reconciliación que viste en la Parte
1, puedes afianzarlo escribiendo a tu niño o niña interior. Escribirle en
los mismos términos en los que hiciste la conexión.
Este
paso es importante, ya que te conecta con tu interior y te ayuda a
responsabilizarte. Recuerda que es responsabilidad tuya cada decisión
tomada. Que la reacción ante lo que ocurre es cosa tuya y es la que determina
tu estado.
Lo
realizado hasta aquí ya es un paso importante, si has logrado hacerlo. Un paso
que determina el comienzo del cambio.
El
cambio puede orientarse de dos maneras:
- Reaccionando. Que es
volver a lo mismo. Es un tipo de acción que no es muy útil. Similar a lo que
hace una mosca al darse una y otra vez contra el cristal.
En este modo reactivo el personaje que adoptas es el de VÍCTIMA. Un
personaje instalado en la queja que mira hacia el pasado buscando justificación
y pospone la acción (“ya lo haré”, “tengo que…”) con lo que no se mueve del
sitio, rehuyendo su responsabilidad y lamentándose.
- Actuando. Actuar es acción en presente. Es la
única acción válida y efectiva. Te hace tomar conciencia de que el único sitio
y tiempo en el que es posible estar y hacer es el ahora.
En este modo de acción el personaje que adoptas es el de EXPLORADOR, que observa
y analiza el pasado, extrayendo aprendizaje, sin rehuir su responsabilidad y se
plantea a dónde quiere llegar, lo que quiere hacer y lograr. Objetivos que
coloca en el futuro, consciente de que la acción para alcanzarlos sólo puede
realizarse en el presente.
Adoptando este personaje eres consciente de la inutilidad del victimismo y
la queja y transitas tus emociones con plena responsabilidad, aprendiendo con
cada paso dado. Sin detenerte, aunque sientas miedo o cansancio.
El
primer objetivo está en ti. Tú eres el motivo de tu propia vida y tu propia
meta, por lo que es indispensable entrenar la actitud, para cambiar de un
personaje a otro, del víctima al explorador, al aventurero.
La vida
es un proceso de construcción. Siempre construimos en presente, desde donde
estamos. Todo lo anterior constituye la base sobre la que construir algo nuevo.
No se
trata de reconstruir nada. Se trata siempre de construir desde el ahora, con lo
que tienes y desde donde estás. Reconstruir es tratar de repetir. Es reacción.
Es dejar que se ejecute de nuevo el viejo programa. Desactiva
el programa. Reiníciate.
Reiniciar
es volver a iniciar. Es acción, no reacción.
En este
punto, en el que seguramente has decidido qué personaje quieres ser, te invito
a realizar un ejercicio que te va a resultar revelador. Se trata de la conexión
visual. Es un ejercicio que puedes realizar con otras personas o a solas.
Ahora
te recomiendo lo segundo. Busca un espejo, sitúate delante y establece la
conexión mirando directamente a los ojos de la persona que tienes frente a ti,
que eres tú. Mira con profundidad y sin apartar la mirada. Más allá de lo que
ves en el plano físico, unos ojos con una forma y color determinados, ¿Qué es
lo que ves?, ¿Qué emoción te transmite esa mirada?
Puede
que veas, miedo, cansancio, desesperación… Mirando fijamente estás haciendo
frente a esas emociones. Si te encuentras en un estado de paralización, verás
miedo, angustia, desesperanza. Míralos de frente. Con descaro. Sin juzgar.
Y
sonríeles. Sonríe a esos ojos que te están dando la información, que te hablan.
Vas a ver cómo cambian de expresión y vas a poder ver otras emociones en ese
cambio, entre las que se encuentra la determinación.
Esta es
una experiencia que puede resultar algo difícil, aunque es muy sencilla de
realizar. Persiste. No apartes la mirada. La persona que tienes delante
necesita esa conexión.
La determinación
que asoma levemente necesita energía para crecer. Esa energía positiva puedes
obtenerla de otra emoción a la que puedes invitar: La Rabia.
Rabia
de estar así. Rabia de rebeldía. Rabia para negarte a ser víctima, para
atreverte a salir de ahí, a explorar lo desconocido, a transitar con arrojo por
la incertidumbre, sabiendo que te tienes a ti, con cada vez más fuerza
interior.
Mira de
frente al miedo, con descaro, con valentía, con rabia. Niégate al victimismo y
la queja. No te lamentes. Rechaza absolutamente dar
pena. Ni a ti ni a nadie.
¡FALTARÍA
MÁS! (di esto bien alto)
Bueno. Por
ahora es bastante. En modo explorador estás. Si no lo estás, pregúntate si
quieres estarlo o prefieres seguir en modo víctima. Vuelve al espejo, mírate a
los ojos y diles con tu mirada qué quieres.
Si
eliges el cambio, tienes un objetivo. Tienes trabajo que hacer. Busca tus
herramientas de explorador y comienza a caminar. Respira fuerte, no mires atrás,
levanta la cabeza, tantea el terreno y pisa con firmeza.
¡Adelante!
Tienes todo lo que necesitas. Tienes la fortaleza, el conocimiento, la
resistencia y el poder para controlar tus pensamientos. Tienes la
responsabilidad de tus acciones. Busca en tu interior, apóyate en ti. Haz
equipo contigo.
Van a
aparecer dudas, pensamientos saboteadores, voces interiores que tratarán de
desanimarte. Volverás a detenerte y tendrás tentación de volver a quejarte.
Esos son los desafíos a los que te vas a enfrentar. Están en tu interior, no afuera.
Siendo
consciente de esto no te pillará de sorpresa y sabrás lo que hacer. Hacer es la
clave, seguir.
Acuérdate:
Lo único que permanece es el cambio. El cambio es oportunidad, es crecimiento.
Cambia
y crece.
Jorge Arizcun
COACHING ACTIVO
Abril 2018
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