Acompañamiento para Gestión del Cambio
Cuando crees que necesitas a alguien en tu vida para ser
feliz, esa creencia realmente es una manifestación del vacío que tienes y crees
que necesitas que otro te llene, que otro
te complete, porque tú no te eres
suficiente.
Es una identificación con la necesidad, con la escasez, con la
carencia y eso es lo que produce el apego a ese otro.
Cuando abres tu corazón a otro ser humano, porque crees que es el único que te hace sentir una persona aceptada, aprobada, querida, plena..., lo que
estás pretendiendo es agarrarte y retener eso que momentáneamente te da una sensación de placer y de plenitud.
Y
lo que ocurre es que te haces prisionero
del apego a esas sensaciones que produce el enamoramiento. Es como si fueras
por la vida sin corazón, literalmente, porque se lo has dado a esa otra persona.
Es por esto
que el grado de dependencia a otro puede llegar a ser total, hasta el
punto de dejar de existir tú como ser independiente, autónomo y libre.
Y eso no es amor. Puedes llamarlo así porque lo que
entiendes por verdadero amor es disfuncional.
El amor de verdad no puede ser
causa de dolor, no depende de las circunstancias externas, no provoca celos ni
crea ansiedad. No tiene expectativas, no se apega al resultado, se vive aquí y
ahora y deja libre a la otra persona para que pueda ser ella misma, liberándote también a ti.
La libertad es la base de la mayor experiencia de plenitud.
Sin ella, lo demás no existe. Es una mentira, es un error.
Nadie puede hacerte feliz.
La sensación de bienestar que te
pueda provocar la aceptación de los demás es pasajera. Se desgasta. Y provoca
más vacío.
Debes mirar en tu interior, conocer tus fortalezas y carencias. Trabajar en ti.
Tú
eres quien más debes amarte. Nadie puede amarte más de lo que tú te amas.
El
apego hacia otra persona la coloca ante ti como responsable de tu felicidad.
Pero tu felicidad depende exclusivamente de ti. Nadie puede ser feliz por ti,
ni puede amarte por ti.
La responsabilidad de tu vida es exclusivamente tuya y
no puedes delegarla en nadie más. Debes tomar conciencia plena de esto y
asumirlo, como primer paso de responsabilidad contigo.
Si te has visto yendo de una relación a otra buscando a esa
persona que te complete y te apegas a una unión con alguien esperando que llene
tu vacío, si este tipo de episodios se
repiten en tu vida, significa que tienes que trabajar en tus creencias, en la
imagen que tienes de ti, debes ahondar en tu interior y en el porqué de tu
falta de amor hacia ti.
Tu amor a ti nadie puede dártelo, nadie puede sustituirte
en eso.
Si buscas la pareja perfecta, tienes que ser consciente que la relación perfecta es la que te enseña lo
que necesitas aprender de ti para soltarlo.
Las relaciones que aparecen en tu vida dependen de tu grado
de evolución.
Cuando seas consciente de tus expectativas, de tus inseguridades,
de tus carencias, y trabajes la aceptación y las repares, serás libre de los
apegos que no te permiten vivir relaciones sanas.
Cuando te sueltas y desapegas, descubres que el amor y la
paz están en tu interior y puedes dar más amor a los demás. Te das cuenta que ya
no puedes reclamar fuera algo que sabes que tienes en ti.
Entonces el amor a los demás surge como algo natural y
fluye hacia la felicidad.
Sé consciente de tu nivel de tu adicción a los apegos.
Tú no
eres tu adicción y puedes liberarte ya
mismo. Es tu decisión.
Encuentra algo que sustituya a tu necesidad. Se
consciente de que formas parte de un todo, del Universo, de la Naturaleza, de Dios y establece
conexión con eso a lo que perteneces, disfrutando de hacer cosas que te hagan sentir bien.
Ten siempre presente que el amor que buscas no se encuentra
en el exterior, se encuentra dentro de
ti.
Tú eres ese amor.
Jorge Arizcun
Noviembre 2016
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