jueves, 16 de febrero de 2017

ESTAR MALITA... (por Renata Arizcun, 11 años)

                     

Trick or Treat      Crecimiento Personal






Estar malita es un rollo, pero hay que soportarlo. 

Siempre en nuestra vida va ha haber momentos buenos y malos, pero cuando estamos malitos depende de nosotros tener un comportamiento positivo o negativo. 

Yo no lo suelo llevar bien, es más, me enfado con mi tripa... 

Pero pienso que esa no es una solución porque estar malito es parte de la vida al igual que divertirse y pasarlo bien. 

Lo que debemos hacer es pasarlo y asumirlo e intentar no pensar en ello. 

Si es necesario, ir al médico y seguir sus instrucciones (tomar una pastilla, hacerse una analítica...) 

Si nos encontramos muy mal pues es una etapa, luego viene la de comer un poco, después la de encontrarse mejor y por último la de volver al cole. 

Eso nos va a ocurrir millones de veces en nuestra vida y habrá que asumirlo.


ESTAR MALITA...

...ES UNA ETAPA.                                                                                     

Renata Arizcun

El Duro Trabajo de Reinventarse

                     

Trick or Treat      Crecimiento Personal






________________________________________________________________


 

________________________________________________________________


Bueno, reinventarse, reinventarse igual no es exacto, porque como suele decirse "está todo inventado".

Más bien podría decir, reconocerse o redescubrirse.

Como últimamente no paro de formarme y de descubrir y redescubrir cosas, hoy voy a compartir parte del trabajo de evolución que estoy haciendo y lo que me está enriqueciendo.

Adelanto que no es un camino fácil y llanito, l
o que en senderismo denominamos "nivel de dificultad medio-fácil" o directamente fácil.

No, es un camino duro, aquí no vale engañarse. 

Y a veces parece imposible, pero no lo es. 

Y la dificultad es siempre relativa. 

Depende de un factor necesario, la actitud.

Reinventarse conlleva desprenderse de muchos lastres. Es un ejercicio de desapego muy importante. 

Y a lo largo del camino, aunque sea una cuesta hacia arriba de la montaña, vamos poco a poco aligerando la mochila que cargamos y esa subida se nos hace menos dura.

En mi propio proceso de reinvención y reencuentro con quien soy realmente, la cantidad de cosas, recuerdos, personas, y programas de mi mente de los que me voy deshaciendo, al vaciar mi mochila, me están facilitando mucho seguir caminando, al aligerarse mucho la carga.
 
Mochila que he cargado en mi espalda mucho tiempo, toda mi vida.

Bueno, quizás desde los 7 años, que es cuando, según los expertos, terminó de llenarse mi cerebro de programaciones y comenzó a llenarse la mochila.

Cuando uno va a salir al monte, si no tiene mucha experiencia, suele cargar la mochila en exceso. La llena de "porsiacasos" y claro, pesa lo que no está escrito. 

Y mientras avanza por la ruta, piensa que el camino es muy exigente y duro, sin darse cuenta de que lo sería mucho menos con una mochila más ligera, o sin mochila incluso.

Todos los caminos tienen de todo, subidas, bajadas, obstáculos, zonas poco transitables, peligros, zonas llanas muy cómodas... 

Y además hay factores externos al propio camino y a nosotros como la climatología, que influyen notablemente en nuestra percepción de la experiencia de recorrer ese camino, muy distinto con lluvia, o con viento, o con mucho sol y calor.

El camino es el mismo todo el tiempo.

Pues cuando uno se adentra en la aventura de cambiar, y saca el explorador que tiene dentro, empieza un camino sin retorno que no sabe muy bien adónde le va a llevar. 

Y aquí hay otra cosa importante. No es adónde me va a llevar el camino, sino adónde quiero ir. 

Y viene la primera dificultad. Averiguar, elegir y decidir hacia dónde queremos ir.

En este punto no podemos engañarnos. Equivocarnos sí. 

Y cuando es por error la elección del camino, sí que hay retorno posible y posibilidad de cambio. 

Una elección errónea es empezar a caminar por el primer camino que aparezca, sin una intención clara. Sin un destino claro.

¿Hacia dónde quiero ir? 

El destino quizás no es tan importante, pero sí la dirección.

En un cambio vital, identificar ese camino y esa intención, mirando hacia un destino final, que puede que no alcancemos, es algo que requiere mucho trabajo con uno mismo.

La buena noticia es que somos ya unos cuantos los que hemos hecho, o estamos haciendo el proceso y podemos acompañar a otros que lo inician, en el descubrimiento de ese propósito, de esa intención y ese destino. 

Podemos ayudar a que otros encuentren su camino.

Reinventarse no es más que cambiar el sentido de nuestros pasos. 

Puede parecernos, cuando logramos identificar ese propósito, una empresa difícil o imposible. 

Pero las barreras las pone uno. Las pone la mente.

Uno de los objetivos, que prácticamente todos tenemos, es vivir lo más posible. Llegar a la ancianidad en buenas condiciones de vida y salud.

Pero no está en nuestra mano el tiempo que vamos a vivir. Sí cómo vivimos nuestro presente enfocados es ese objetivo.

Yo, lo que he aprendido en mi reinvención forzosa es que sólo cuento con hoy, con ahora.

Era imposible imaginar los cambios que me ha traído la vida, como lo es tratar de saber qué pasará mañana.

Así que vivir ahora es un aprendizaje que hay que hacer. 

Cuando la vida nos pone delante desafíos, pérdidas, cambios bruscos, nos da la oportunidad de aprender, de evolucionar, de observarnos, de cambiar y de decidir.

Y aunque cuando se está ahí abajo y hay que empezar a subir, todo nos parece imposible, no lo es. 

Sólo hay que dar el primer paso, eso sí, con intención. Y esto hay que trabajarlo. 

Vale, estoy aquí y así. Lo acepto. Y ahora ¿hacia dónde quiero ir?

No es sencillo. Pero hay que ser muy sinceros con nosotros mismos y trabajar para descubrirlo. Y mejor con ayuda.

Y de momento aquí lo dejo para no alargar está entrada demasiado.

En siguientes hablaré de cómo ser buenos compañeros de nosotros mismos y cómo se puede aprender eso.


Jorge Arizcun