domingo, 20 de noviembre de 2016

Lo real y lo irreal



                     Trick or Treat      Consultoría y Coaching


Siempre va a ocurrir algo. 

Y no es lo que ocurra lo importante. 

Me refiero a que lo importante es que ocurran cosas y que las vivamos.
La vida es un río incesante de acontecimientos que pasan y pasan. Siempre pasa algo, aunque creamos que no, o no lo veamos.

Y eso es lo que conforma la dinámica de todo el Universo. 

Otra cosa es lo que "no pasa", pero sí pasa en nuestra mente. Ese es otro río, muy distinto, virtual, no real. Muchas veces turbulento.

Mientras que en el río de la vida, podemos experimentar las cosas, participar de ellas, vivirlas en definitiva, en ese otro río, el de los pensamientos, no podemos experimentar nada, porque no existe realmente. 

Parece que existe, pero no. Es la mente que simula una realidad que no es.

Hace 75 años un joven Orson Welles ponía el mundo patas arriba al provocar el pánico entre miles de personas, convencidas de que Estados Unidos estaba siendo invadida por un ejército de alienígenas.
Alrededor de las ocho de la tarde, el Estudio Uno de la Columbia Broadcasting en Nueva York se convirtió en el escenario donde Welles interpretó, acompañado de la compañía teatral Mercury que el mismo dirigía, la novela del escritor británico H.G. Wells, «La guerra de los mundos», recreando una supuesta invasión alienígena. 





https://youtu.be/cKfvGYwe-eM 

(enlace al vídeo de la emisión)





Posteriormente se hizo una película de cómo fue ese programa radiofónico en el que se simuló, con los medios de la época, esa invasión extraterrestre, no amistosa precisamente, con un realismo que puso en alerta a parte de la población que escuchó ese programa, que creyó que lo que escuchaban era real.
Pues creo que es un buen símil. 

Nuestra mente puede recrear con todo lujo de detalles, situaciones y acontecimientos que no son reales y que con toda probabilidad no lo serán nunca. 

Puede simular ese río virtual, con su agua, con sus sonidos, con sus piedras y orillas. 

Podemos escucharlo, podemos incluso creer verlo... 

Pero no es más que un artificio. Una recreación. 

Puede llevarnos a creer el fin del mundo o la catástrofe más espeluznante en nuestra vida. 

Podemos sentir el miedo real y que nuestro organismo segregue las sustancias que nos preparen para afrontar esas amenazas...inexistentes!

"Diabólico placer que le produce a la mente asustar y angustiar...."
Bueno, quitemos lo de diabólico, aunque lo sea. 

La mente es nuestro ego manifestándose. Y la forma que tiene de tener el control es manipulando la realidad, distorsionándola. ¿Cómo? Sacándonos del ahora, utilizando elementos del pasado para recrear el futuro. 

En el miedo somos fácilmente manipulables y esa es su estratagema para sobrevivir. Porque no tiene cabida en la realidad. Nos hace creer lo que no es, lo que no somos. Lo que no está pasando y casi con seguridad no va a ocurrir.

Y habla, y nos persuade, inventa, recrea, juega a hacernos creer cosas... Y le creemos, sufrimos, nos asustamos, enfermamos...
¿Y qué podemos hacer? Pues ¡apagar la radio!

Los que no escucharon el programa radiofónico de Welles no sufrieron en absoluto. Los que sí lo hicieron desde un principio, sabían que era una ficción porque lo avisaron al comienzo del programa.

Pero los que se incorporaron después..., se encontraron con el fin del mundo. Tal cual.

¿Era cierto?, No. 
¿Qué decían sus mentes?, Que sí lo era. 

Pues eso. La mente. Trabajando para el ego.

¿Qué es lo real?



"¿cómo defines real? Si estás hablando de lo que puedes sentir, lo que puedes oler, lo que puedes saborear y ver, entonces lo real son simplemente señales eléctricas interpretadas por tu cerebro. Morpheo" (Matrix)

Jorge Arizcun 
Noviembre 2016

4 comentarios:

  1. Saboreemos la realidad con todos sus matices positivos. Luz blanca convertida en arco iris. Por que el presente nos tiene mucho que decir.

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  2. Gracias Esther.
    Todo tiene que decírnoslo el presente. Y tenemos que hacerle caso.

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  3. Buenos días...muy interesante tu reflexión, me ha gustado mucho....que el rio que nos lleva no nos desborde...

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    1. Gracias. Que no nos desbordé, claro. Hay que aprender cada día a navegarlo y disfrutar del viaje

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