Acompañamiento para Gestión del Cambio
Las cosas están como están y son como son...
Las cosas. ¿Qué cosas?
¿Todas las miles de cosas que conforman nuestra percepción de la vida?
Pues
sí. Son como AHORA son.
Pero no todas están igual. Cada una está como ahora está.
Ahora, siempre ahora.
Nada es mejor ni peor en sí mismo, nada. Simplemente es.
Cómo nos parezca que es, ya es otra cosa.
Y es cosa de
nuestra mente.
Puede que ahora veamos algunas cosas de cierta forma y en próximos ahoras las veamos de forma distinta.
Por tanto, es nuestra mente y nuestra percepción de las
cosas las que determinan que "son" o "están" de una u otra forma.
Más bien que están, porque ser implica sólo eso,
existir, sin más, sin etiquetas ni juicios.
Lo bueno de todo esto es una cosa: Que el hecho de percibir
las cosas e incluso juzgarlas implica que nosotros somos, que estamos aquí,
vivos y que podemos percibirlas.
Y esto no es poco.
Piensa por un momento en ello.
Todos
deberíamos pararnos a pensar en lo que significa poder pensar,
independientemente de lo que sea que pensemos.
Independientemente de las
cosas y el juicio que podamos tener sobre ellas.
Poder hacerlo significa que
estamos vivos y que podemos ser conscientes.
Muchas veces la vida se va pasando entre pensamientos,
juicios, comparaciones, vueltas y revueltas en un plano meramente superficial.
Un poco más profundamente está la consciencia.
En ese plano más profundo “las
cosas” no son lo importante. Las cosas están en el exterior.
Al despertar a la consciencia, nos situamos inmediatamente en
el ahora y podemos observar cómo y sobre qué pensamos.
Y surge esta reflexión que estoy compartiendo sobre el hecho de
poder pensar, que es muy relevante.
Descartes decía: "cogito ergo sum", “pienso, luego existo”, "pienso luego soy"
Pero es al revés: Primero Soy y después pienso.
Vamos desde lo profundo del Ser hacia lo
superficial del pensamiento.
Primero soy y desde esa consciencia de existir puedo
observar lo que sucede en un plano más superficial, que es en donde se
encuentran los pensamientos.
Las cosas no son más que como nosotros las vemos.
Existen porque las pensamos.
Dije que son como son, pero es que ¡a lo mejor ni son!
Fíjate que podemos estar sufriendo por cosas que ni son, que
ni están…, ni se las espera.
Así que volviendo al principio, ni las cosas están como
están, ni son como son.
Están porque hacemos que estén y son porque queremos que
sean. Así de simple.
Y además, son como queremos o decidimos verlas, sean cuales
sean esas cosas, si es que son realmente y no un invento de nuestra mente, que
tiene mucha imaginación.
En cualquier caso, sin más trabalenguas, detente y observa,
desde dentro.
No son las cosas las que están mal o bien. Son pensamientos.
Todo son pensamientos.
Sin juicios, ni comparaciones con experiencias pasadas o que
te contaron, sin expectativas, solo queda lo único posible, el ahora.
Sin más,
sin bien ni mal, sin cosas buenas o malas.
Vive, experimenta, ahora. Sin juicios ni valoraciones.
Y
pregúntate: ¿cosas?, ¿qué cosas?
Jorge Arizcun
Agosto 2017
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