domingo, 13 de noviembre de 2016

Percepción Temporal


                     Acompañamiento para Gestión del Cambio


Un lugar cualquiera del tiempo.

Da igual 2016 que 3146. Es un número. Una referencia temporal que no influye en el momento presente, que es en sí mismo. 

No necesita el pasado ni el futuro, porque ninguno de los dos es.

Es un mes del año ahora.

En mi esquema mental temporal los meses se sitúan a modo de una cinta métrica y tienen diferentes tonos y luces.

Es una cinta temporal que yo veo en perspectiva. Desde arriba pero en un lateral, para mi el izquierdo, de manera que enero queda a mi derecha y diciembre a mi izquierda. 

Yo lo veo como en una pequeña cuesta arriba, con enero más próximo y diciembre más lejano. A medida que van pasando los meses es como sí me aproximara y me situara cerca del mes en curso, aunque viendo los próximos y los pasados. 

Sí pienso en años todo se aleja y tengo esa perspectiva...

Y es todo una recreación mental. En mi mente es así y en la de cada cual será de otra manera distinta.

La época de fin de año la veo como sí fuese de noche, el invierno después de la Navidad para mi es blanco y va cambiando la luz y el color a medida que avanza hacia el verano. 

Pero es algo onírico, impreciso. Es mi mente. Y supongo que podría cambiarlo, aunque nunca hasta ahora me lo he planteado.

¿Por qué asocio esas imágenes a los meses, las estaciones, las semanas? ¿por qué esos colores y esas luces cambiantes?

Todo viene determinado por cómo he percibido el tiempo a lo largo de mi vida y por las vivencias que evoca cada etapa del año. En una repetición invariable, siempre la misma.

Ahora creo que es un rollo, que sea siempre igual. Así que, como es una recreación mental mía, basada en mi aprendizaje y en mi experiencia vital, decido ahora cambiarla. 

Puedo hacerlo. No será fácil, pero estoy convencido que será un magnífico ejercicio para desprogramar esa visión del tiempo, subjetiva.

¿Y cómo puedo cambiarla?
Hay dos formas de percibir el tiempo: con una percepción horizontal, que es la normal y que es la que yo percibo, o percibía hasta ahora. Y otra vertical.



En la horizontal podemos decidir estar en el centro y a un lado el pasado y a otro el futuro. Y en la vertical, sólo podemos estar en un lugar, el presente, pero en un nivel de conciencia más alto o más bajo.


¿Qué sentido tiene dar una dimensión horizontal a la percepción temporal?, ¿perspectiva? Bien, es una opción, pero puede inducirnos a salirnos del centro, e inclinarnos a retroceder o avanzar, lo cual es una distorsión, porque no se puede retroceder ni avanzar en el tiempo. 


Sólo se puede ser en este preciso instante. Momento a momento, sólo se es en el presente, sólo se está vivo ahí.

Lo otro es recreación mental, como la imagen lineal que he descrito, que puede imaginarse de mil formas y colores.

En la percepción vertical, sólo existe el ahora, el momento. Y la intensidad de la vivencia, de la conexión con ese ahora es la escala.


Siempre hay distracción mental, pero en este caso relacionada con el presente. Más bien, a mi modo de ver, tiene que ver con la mayor o menor distorsión respecto a ese presente. 

Y depende de si nos situamos en la superficie, es decir en el exterior, o en lo que hay debajo (como en un iceberg) es decir, en el interior. Tiene que ver con la vibración y la sincronización. A mayor vibración, mayor sincronización y mejor conexión con el YO, con la esencia, con  la inteligencia universal.

Cuanto menor vibración, menos sincronización y más lejos de ese YO. Pero en el presente.

Ya voy enrollando la cinta que hasta ahora recreaba mi percepción temporal. 

No hay antes ni después. 

No hay meses ni estaciones. 
No hay recuerdos distorsionados ni expectativas. 

Es un mes del año. 
No es verdad que el año nuevo "ya está aquí" porque no existe aún. Ni sé si existirá, ni nada de nada respecto al futuro. 

Si me imagino previamente la Navidad, tiro de recuerdos, de lo que mi mente puede proyectar como idea de la Navidad. 

Es una pérdida de tiempo y mientras se ocupa de eso, me distrae de hoy, de ahora, que es en donde soy y en donde sólo puedo ser.

Miro mi ahora de arriba a abajo y me sitúo en él. Y me toca trabajar mi presencia, mi vibración y profundizar. No hay más.

No es un mal cambio, no es un mal ejercicio, de hecho es el único ejercicio que puede provocar cambios en mi. 


Lo demás es mi mente inventando y sinceramente, ya estoy algo harto de inventos...


Jorge Arizcun 
En algún momento...

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