Acompañamiento para Gestión del Cambio
Trick or Treat Crecimiento Personal
Quiero compartir una experiencia que he vivido hoy y que me da pié para esta entrada.
Esta lluviosa mañana he participado en la primera sesión de un programa que se llama "Lanzadera de Talento"
Este programa, es una iniciativa de personas e instituciones de mi ciudad, para ayudar a personas desempleadas o que quieran cambiar de trabajo.
En esta sesión se han hecho las presentaciones de los asistentes al grupo de esta edición.
Y escuchando los testimonios de cada persona, me he dado cuenta de que hay muchas realidades, difíciles, algunas muy duras, pese a todo lo que nos están contando de recuperación económica y creación de empleo. En la banda de edad media de las personas que participan en este programa, esa realidad es muy difícil, digan lo que digan.
Es un colectivo muy castigado y muy "en tierra de nadie" y en eso creo que soy objetivo, aunque depende...
Dicho esto, quiero destacar aquí dos cosas:
Una, que uno no debe consolarse por comparación.
Y dos, que hay que saber relativizar.
Con la primera quiero destacar que si compararse supone conformarse porque uno perciba que los demás están peor, malo.
Comprobar distintas realidades a la nuestra nos ayuda a saber que no somos los más desgraciados del mundo y a descentrarnos del yo,yo,yo...
Todos tenemos una vivencia única, que no podemos comparar. Al menos no en lo global.
Él o ella está mejor o peor que yo, así en general. Es un error.
Puede ser, y con matices, que en algún aspecto pueda estarlo, bajo nuestro criterio siempre subjetivo.
Y con la segunda, que puede sonar en la misma línea que en la primera, hay que ser consciente de que todo es relativo.
No se trata de compararse, sino de ser conscientes de que nuestra realidad es de una forma u otra, dependiendo de cómo se mire y respecto a qué.
Y como la información de la que disponemos es siempre sesgada, y además manipulada descaradamente por nuestra querida e incansable mente, nuestra apreciación de la realidad siempre es relativa.
Relativizar es una palabra mágica. Nos indica que las cosas no son como parecen. Y podemos verlas desde diferentes ángulos y puntos de vista.
También la perspectiva de cada persona es cambiante y lo que hoy nos puede parecer de una manera, mañana nos puede parecer de otra distinta.
Nada es absolutamente como lo percibimos, ni como lo enfocamos. Físicamente es obvio. Nadie puede tener en el mismo momento el mismo punto exacto de vista de otra persona.
Mentalmente es igual.
Hoy, escuchando la presentación de cada participante, he reflexionado mientras tomaba notas (siempre tomo muchas notas...) que cada uno vive su realidad desde su experiencia y la etiqueta. Y además se juzga o juzga a otro como responsables.
Y las cosas son, nada más. Ni buenas, ni malas. Y cuando te ofrecen mirarlas desde otro punto de vista, ¡hop! de repente cambian.
Como digo, la tentación de compararse y por esa comparación sentirse mejor es una trampa de la mente. Uno es uno y no es en función de los demás.
Yo no me siento mejor viendo duras imágenes de refugiados, o de personas pasándolo mal, o en situaciones que a mi pueden parecerme incómodas, desde mi punto de vista de ciudadano occidental en España.
Pensad en esos pobres indígenas, que con un taparrabos como única vestimenta, tienen que buscarse el sustento pescando con arpones artesanales de caña, desde rudimentarias embarcaciones, en paradisiacas playas solitarias, de arenas blancas y palmeras, bajo el sol, en islas tropicales...
Sin tele, ni electrodomésticos, ni dinero, ni tarjetas de crédito, ni bancos, ni coche, ni sueldo... ¡Pobres!
¿Pobres? Pues qué queréis que os díga. Depende.
¿Qué opináis? ¿quién está peor? Habría que preguntar uno por uno, a los de aquí y a los de la isla.
Se puede vivir de muchas maneras. Y se pueden tener distintas experiencias a lo largo de la vida. Depende de con referencia a qué las miremos.
Una situación que puede parecernos negativa, puede ser la puerta a una gran oportunidad.
Y lo de que todos estamos mal, o algunos están peor, no puede ser un consuelo, porque ¿qué gana uno pensando que otros están peor, o que muchos están como uno de mal? Sigue apreciando la situación como negativa.
No mejora en absoluto.
Relativicemos.
Y si tenemos la suerte de conocer otras experiencias similares a las nuestras, o situaciones de otras personas parecidas, con todos los matices del mundo, a las nuestras, lo que debemos hacer es aprender de ellas. No compararnos.
Nadie está exento de pasar por un desafío complicado en su vida. No quiero llamarlo problema, porque entonces se convierte en uno. Desafíos, retos, situaciones complejas.
Mejor tratar de aprender, no tanto observando a los otros, ni juzgándolos o clasificándolos. Sino mirándonos a nosotros mismos. Observándonos siendo conscientes de cómo nos sentimos y de por qué nos surgen los pensamientos y emociones que nos surgen.
Porque es cosa nuestra. Y de esa observación es de la que tenemos que aprender.
Como todo es relativo, nos daremos cuenta que no hay una realidad mejor que otra y que lo que nosotros calificamos, o nombramos, o etiquetamos es cosa nuestra, de nuestra mente. De nuestro ego.
Hay distintas realidades, pueden ser parecidas en sí mismas, pero dependiendo de quién las viva y en qué circunstancias, son en realidad totalmente distintas y no comparables.
No comparemos, relativicemos.
Y eso de bienestar por comparación no vale, es trampa.
Mal de muchos...
Jorge Arizcun