lunes, 27 de febrero de 2017

Ganarse la Vida

  

    Acompañamiento para Gestión del Cambio 




Ganarse la vida. 

¿Qué diantres significa eso?

El lenguaje crea realidades y la realidad que esa frase crea es perversa. Hay que ganarse la vida. No vives y ya, como un delfín o un girasol, no.

Tienes que ganártela. Porque la vida no es un regalo, hay que poder pagarla.

El lenguaje es poderoso, ¿te das cuenta? Y se instala en el subconsciente. 

Yo me gané la vida por el solo hecho de nacer. Por eso ya me la gané. 

Pero, ¡ah no! ¡que soy un humano occidental! ¡del primer mundo!
¡ah!, ¡haber nacido de otra especie!  Se siente...

Y claro. Como la vida no te la has ganado, pues a ganársela. A sufrir. 

Y da igual. Te la ganas y un día ya no. 

No cuenta mucho lo de antes. Te jodes y a ganársela otra vez, porque la has perdido. 

Pero si yo estudié y he trabajado mucho y duro...

Ya. Pero eso fue antes. Ahora no. Ahora tienes que volver a ganarte la vida. 

¿No es absurdo y dramático esto?

¿Y si no me la ganó? 

Pues, prepárate para pasarlas canutas. 

Porque vas a pasarlo mal..

O no. Porque es decisión mía cómo lo paso.

Pero la sociedad en la que vivo es así. Si no produces no ganas. Si no ganas no vives. 

O sí.

¿Qué es vivir? ¿tener dinero para poder comprar? 

Demasiado superficial ¿no?

Y demasiado absurdo. 

Y demasiado terrible.

Yo tengo que venderme a cambio de dinero y así "me gano la vida", sino la pierdo.

Sin entrar en más análisis, es un disparate.

¿Te acuerdas de los indígenas de los que hablaba en otra entrada?
Sí, esos pobrecitos que vivían junto al mar y la selva, sin dinero en plena naturaleza tropical...
 
Puede vivirse de otra manera. Sin la competición por tener, por ganar, sin la amenaza de perder. 

La vida no se gana. Se vive. Pero parece que aquí no. 

Pues nada. Habrá que ganársela. Como sea. Y ¿ese como sea, qué? 

¡Cuidado!. Que puede ser de muchas formas, algunas no muy bien vistas o incluso rechazadas. 

Eso no, tienes que ganarte la vida decentemente. ¡Uf! Define eso...

De verdad que de puro absurdo es dramático. Este se gana la vida, este no... 

Así, tal cual.

Pero..., ¡no hay peros! Si no te la ganas, no te la mereces.

Mejor ser delfín o girasol. Pero eso no se elige.

Cuánta gente no se merece la vida porque no se la gana. Ganar o perder. De eso se trata. 

Algo habría que hacer ¿no? 

Se me ocurre que podemos ser personas, iguales. Seres vivos que se han ganado el derecho a vivir tan solo por nacer. No unidades de producción y consumo. 

Yo, de momento lo reflexiono, lo escribo y lo comparto. ¿Me gano la vida haciéndolo? Si cobro por ello sí. Sino no. 

Elijo seguir haciéndolo. Igual estoy haciendo el idiota. Espero que no. 

¿Me lees? 

¡Quita, quita!,  que tengo que ganarme la vida. 

¿Qué vida?


Jorge Arizcun