jueves, 6 de abril de 2017

yo + YO. Equipo... con uno mismo.




    Acompañamiento para Gestión del Cambio 


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Trabajar en equipo... ¡Cuánto hay escrito sobre esto!

Al hilo de lo que escribí en un post anterior, basado en un vídeo de Alex Rovira, en el que se refería a cooperar o competir, reflexiono ahora sobre ese concepto, pero referido exclusivamente a uno mismo.

Uno es fundamentalmente dos personas: la exterior, la que los demás perciben como real, con sus roles bien marcados y un sitio en la sociedad, mejor o peor.

Y la interior, el YO real, esencia sin roles ni etiquetas con un sitio en el TODO, en el Universo. 

Nuestro YO Espiritual, o esencial. 

Realmente somos un Ser Espiritual en un cuerpo físico de persona, no exactamente dos personas.

El primero es un personaje, lo que creemos y lo que los demás creen que somos, que habla y se comporta de una cierta forma, predecible, y que trae de serie instalados determinados programas. 

Sí, como un ordenador. 

Ante un estímulo, una respuesta. 

A veces respuesta directa, sin estímulo real ninguno.

Bien. Normalmente estos dos "yoes" se encuentran separados, sin comunicación. 

Frecuentemente, si el YO interior quiere manifestarse, el ego, es decir, el personaje, el yo exterior, no le deja hacerlo y se impone bombardeando pensamientos para acallarlo, porque le teme. 

Una persona muy espiritual, muy en su centro y conectada con su YO interior no tiene demasiado apego al ego, o nada. 

Es normal que el ego no quiera eso.

Pero el ego es necesario en una justa medida. 

El yo exterior, aparte del personaje, es el  vehículo que interactúa con el medio, a través de los sentidos. 

Es necesario para situarse en el mundo exterior físico, hablar con los demás, alimentarse, vestirse, aprender... También es la parte física que reacciona a los estímulos mediante las emociones.

Pero el mundo exterior es una recreación de la mente. 

La mente, donde reside el ego, o desde donde dirige los pasos del personaje. 

Ahí es donde se generan los pensamientos, en la mente. 

Y los pensamientos normalmente son distorsiones. 

Cuanto más ego, más distorsión. 

Y cuanto más yo exterior, menos presente y menos conexión con el YO esencial, así que más aislados de la parte espiritual, más baja vibración, lo que nos sitúa en un plano físico, lejos del plano no mental, del plano espiritual, donde se ES de verdad, conectados directamente con el Universo, con la Fuente, de la que somos parte. 

Donde la vibración es la más alta.

Parece algo como muy místico, pero es así. Somos parte de un todo y hay un propósito universal que se nos escapa. 

No somos entes aislados, personajes independientes que campan aleatoriamente por la Tierra, dependiendo de la suerte.

No somos lo que creemos. 

No somos quienes creemos.

Entonces, desde este punto de vista, si aceptamos que nos componemos de un yo físico y un YO espiritual, ¿no es ilógico mantenerlos separados?

¿no sería mucho mejor unirlos, unirnos en uno? ¿Trabajar yo con YO? ¿Hacer equipo?

Ya sabemos la función del yo físico. 

Facilitemos al YO su trabajo, que es infinitamente más importante y que es el que nos va a proporcionar la Felicidad, que buscamos como locos con nuestro ego, con nuestro personaje. 

Ahí hay una parte, pero es pequeña. 

La fuente de la felicidad no está fuera, está dentro. 

Lo de fuera es como un sueño, como una recreación. 

Hay que despertar hacia el interior, en el mundo del YO real, en el que cabe todo y por supuesto el vehículo que nos transporta por el plano físico, que existe para poder experimentarnos.

La creación sirvió para eso, para que Dios, o como cada cual quiera llamarlo, esa inteligencia superior, pudiera experimentarse y no solo ser.

Pues nosotros, que somos piezas de ese ente infinito, somos vehículos de esa experimentación, como lo son todos los demás seres y objetos que conforman el Universo.

Hagamos equipo. Circulemos por el mundo en nuestro vehículo maravilloso que es nuestro cuerpo y mente físicos. 

Cuidémoslo y busquemos la guía y el camino por el que circular en nuestro YO esencial. 

Conectando ambos podemos lograrlo todo y podemos dejar de padecer. 

Podemos controlar nuestro cuerpo y nuestra mente y podemos acceder a planos más elevados de existencia. 

El punto de vista cambiará y veremos todo con mucha más claridad.

Yo ahora estoy en ese trabajo. No es fácil, te lo aseguro. 

Y a veces uno se pierde, mucho. 

Pero ha de frenar, observar, mirar hacia el interior y buscar el YO, que es la brújula, la que nos guía y nos sitúa. 

Digo que no es fácil, pero lo que también digo es que este despertar es lo que necesitamos. 

Encontrar nuestra esencia, nuestro centro, al que acudir, donde estamos seguros, donde todo esta bien. 

Entonces ese equipo funcionará de maravilla y hará que la experiencia vital sea plena. 

Seremos conscientes de que el plano físico es eso, uno de los planos, pero que no es lo único, ni lo real. 

Que es limitado y limitante. 

Aprenderemos qué son y cómo funcionan los pensamientos, cómo estos desencadenan emociones, sabremos identificarlas y sabremos qué reacciones producen en nuestro cuerpo. 

Y cuando esa conexión entre yo y YO se produzca, entonces tendremos el control y sabremos lo que es verdad y lo que no.

En fin, que me parece una muy buena idea intentar ese tándem trabajando en sincronía para ser felices. 

Acudamos a nuestro SER, a nuestro YO,  a nuestra esencia conectada con el resto del Universo. 

Ahí están todas las respuestas, toda la sabiduría y ahí está lo Real. 

Que no es ni mucho menos lo que nuestra mente percibe como real.

Ya lo explicó Platón en La Caverna.

Ánimo y a buscar y encontrar el camino para el encuentro en esa otra dimensión de nuestro Ser. 

El camino al despertar. 

Salgamos de la caverna, sólo que la salida, es hacia dentro...

Jorge Arizcun