viernes, 2 de junio de 2017

Revisando el Equipo

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REVISANDO EL EQUIPO 

     
Esta entrada quiero dedicársela a mi querido sobrino Javier, que quiso ser bombero y que nos dejó a los 27 años. ¡Va por ti, Javier!


Cada mañana paso junto al parque de bomberos de mi localidad.

Todos los días, sin excepción, los veo sacar los vehículos de las cocheras y cómo proceden a comprobar sistemáticamente los equipos.

Ponen en marcha los camiones, conectan las sirenas, encienden las luces de emergencia y despliegan las escalas en toda su longitud.

Me gusta ver cómo subido en la cesta, se eleva hacia el cielo el bombero que despliega esa larga escala, la más larga, y comprueba que realice correctamente todos los movimientos que puede hacer. Rotaciones, inclinaciones, subidas y bajadas.

Esta mañana me quedé observando a un bombero mientras realizaba su trabajo meticuloso de comprobación de uno de los coches, provisto de unas persianas metálicas laterales. 

Las subía y bajaba manualmente, asegurándose su correcto funcionamiento, que se deslizaran sin atascos. También comprobó el interior. Creo que eran los paneles de instrumentación de las bombas de agua.

A veces he visto cómo otros bomberos desenrollaban completamente las mangueras y desplegaban las que van plegadas, para revisarlas y volverlas a recoger.

Y como salen los conductores con los camiones a dar una vuelta corta, acelerando, frenando...

Revisiones sistemáticas diarias. Sin pereza. Sin posponer las tareas. A conciencia.

Imagino que dentro de las instalaciones existirá un protocolo similar de comprobación exhaustiva de todo el equipo.

Hoy he pensado en ello conscientemente. Hasta ahora los había visto hacer ese trabajo de revisión cada día, sin darle más importancia. Y la tiene.

Los bomberos tienen que estar preparados y seguros de que todo está en orden y listo para entrar en operación.

De ello depende su eficacia a la hora de salir a un siniestro. También su seguridad.

En nuestra vida nos vamos encontrando fuegos que apagar, situaciones a resolver, lugares a los que acudir. 

¿Tenemos nuestro equipo revisado?, ¿sabemos que todo está al 100% listo para entrar en acción?

Me temo que, salvo alguna excepción, no es así.

Y claro, muchas veces no funcionan las cosas, no van bien. No estaban revisadas y listas. Me refiero al equipo que como seres humanos utilizamos a diario. Nuestro cuerpo y nuestra mente. Nuestros recursos personales para enfrentarnos a la acción diaria.

¿Está nuestro cuerpo al 100% de sus posibilidades?, ¿lo cuidamos?, ¿lo entrenamos?, ¿descansamos lo suficiente?, ¿nos alimentamos bien?

¿Cuidamos nuestra mente?, ¿trabajamos diariamente la plena conciencia?, ¿trabajamos nuestros pensamientos y emociones?, ¿la mantenemos limpia y alerta?

¿Cuidamos nuestra formación a todos los niveles? ¿Leemos?, ¿Estudiamos?, ¿Nos preparamos todos los días?, ¿cuidamos nuestras relaciones?, ¿nuestra espiritualidad?

Porque deberíamos hacerlo. Si queremos ser eficaces y estar plenamente operativos en las diferentes facetas de nuestra existencia para poder ser competentes como seres humanos y salir ahí fuera a vivir, es necesario que nuestro "equipo" físico y mental funcione a la perfección.

Al menos todo lo perfectamente posible, en relación a nuestra capacidad.

¿Y nuestra actitud?, ¿Habéis visto la que tienen los bomberos? No sólo al salir a una emergencia cuando suena la alarma en el parque. La que cada día entrenan. La proactividad a la hora de estar listos y preparados para lo que pueda suceder.

No saben lo que va a pasar, pero están preparados.

Nadie sabe lo que va a ocurrir. Qué tipo de intervención habrá que hacer. Qué habrá que resolver. Lo que es seguro es que la alarma sonará y tendremos que actuar.

Aunque hay muchas veces en las que no lo hacemos. Suena la alarma y no saltamos como un resorte, nos deslizamos por la barra y estamos listos, con todo nuestro equipo, con toda nuestra energía, con toda nuestra actitud para salir a toda velocidad.

No. Muchas veces no hacemos caso a la sirena. Esa sirena que nos avisa de que tenemos que acudir. Nos paraliza.

¿Imagináis un cuerpo de bomberos así?

Seamos bomberos. Nuestro servicio de bomberos. Entrenados, valientes, con la actitud correcta y dispuestos para entrar en acción. Para actuar en nuestra propia vida.

Tengamos todo listo. Cuidémonos cada día. Y cuando suene la alarma... ¡vamos!, sin miedo. Seguros de nuestra capacidad, de nuestro valor, de nuestra preparación y lo más importante: de nuestro respeto y amor por nosotros mismos y los demás.

Jorge Arizcun
Junio 2017





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