miércoles, 24 de mayo de 2017

Túneles

    Acompañamiento para Gestión del Cambio    
                                                                  


TÚNELES


Solo hay una forma de gestionar los cambios: Transitarlos.

Un cambio es pasar de una situación en la que se está a otra en la que se quiere estar. 

Eso es gestionarlo. 

No se trata de cambiar por cambiar, sino de hacerlo con un sentido, con un objetivo. 

Estoy en un sitio y quiero cambiar a otro.

Transitar el cambio conlleva normalmente una emoción: el miedo. 

Provocado por la incertidumbre.

Cuando quieres cruzar un sistema montañoso por carretera para pasar de un lado al otro, puedes plantearte dos caminos: Subirlas y bajarlas, en caso de que pueda hacerse por carretera, o hacerlo atravesando un túnel, en caso de haberlo.

Vamos ahora a quedarnos con esta opción.

Quieres ir al otro lado de la montaña. Partes de un lugar con luz y vas a otro también con luz distinta, de un paisaje a otro diferente, a veces incluso con un cambio de tiempo. 

Puedes partir de un lado nuboso y gris y encontrarte al otro lado del túnel sol y calor, o al revés.

No lo sabes de antemano.

Tampoco sabes la longitud y lo tortuoso o recto que será el túnel.

Pero inexorablemente tienes que atravesar el túnel, recorriendo esa distancia por ese camino oscuro y estrecho que se cierra ante tu vista.

Su longitud dependerá de las montañas que atraviesa y la distancia a salvar.

Se te puede hacer eterno, monótono, pesado, angustioso.

Así son los túneles. 

Conectan dos realidades y no hay un verdadero aliciente en su interior, a menos que seas un niño y disfrutes con los túneles. 

Lo normal es que no haya mucho que ver dentro y sólo vale recorrerlos.

A veces puedes especular estando en el interior del túnel, con el tiempo que va a durar.

Y quieres ver la luz al otro lado, la salida, pero no llega.

Quieres correr más, se te hace desesperante. Avanzas pero todo es igual ante tus ojos.

En un túnel no hay realmente nada más que una carretera que circula por un agujero, sin nada interesante, sólo luces (si las hay) que se suceden a intervalos iguales.

Un túnel hay que pasarlo, nunca es un lugar para quedarse.

En los tránsitos de cambio vital, los túneles pueden ser muy largos y muy oscuros.

Esa oscuridad interminable y constante puede hacer que se instale un temor irracional al propio hecho de recorrer el túnel.

Puede surgir claustrofobia, aungustia, ansiedad...

Pero se trata de una conexión. Y se sale. 

Más pronto o más tarde se sale.

Se vislumbra primero una tenue luz al frente, que va haciéndose más y más fuerte, acercándose a nuestra velocidad. 

Es la salida.

No hay que precipitarse. 

Un túnel requiere paciencia. Concentrarse en recorrerlo y hacerlo con conciencia.

Te está llevando de un lado a otro. 

Bueno, es más correcto decir que te permite ir de un lado al otro. 

Eres tú quien tienes que recorrerlo a velocidad constante, sin detenerte y con el convencimiento de que saldrás de él.

A mayor cambio, más distancia, más montañas a salvar. Más paciencia.

Y cuando al final ves la salida, que al principio no podías ver y después la vislumbrabas como una pequeña y lejana luz, que no parecía acercarse, te invade una sensación de "al fin" (alivio) y puede que también la impaciencia, querer correr más de lo que se puede o se debe. 

No debes permitirlo. 

Un túnel lleva su tiempo y hay que asumirlo.

Porque siempre tiene un final. Y en el otro lado hay luz y otra realidad para vivir. 

Otros alicientes.

Y una vez recorrido, dejarás atrás ese túnel, necesario para pasar de un lado al otro, con sus angustias, sus impaciencias y sus miedos. 

Es el camino del cambio. 

Puedes probar a mirarlo y a vivirlo como lo haría un niño. 

Se te hará más corto y puede que hasta interesante... 

Jorge Arizcun
Mayo 2017





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sábado, 6 de mayo de 2017

Sueños Despiertos


                     Trick or Treat      Consultoría y Coaching - Crecimiento Personal






He tenido un sueño.

Suelo soñar mucho cuando duermo, aunque la mayoría de las veces no puedo recordar de qué iba el sueño.

Hoy he soñado que John Lennon había dejado escrita una canción y que su hijo Julian la había publicado, pero con un sistema que impedía descargarla.

Unos hackers lograban descomponerla en partes para descargarla, con una aplicación informática de su invención y después pegaron las partes para volver a completarla.

Cuando la escucharon recompuesta notaron que en donde estaban las uniones pegadas había unos chasquidos, casi imperceptibles.

Ellos amplificaron esos chasquidos, que resultaron ser palabras que decían: "He estado junto a Dios"

Eso he soñado, entre otras cosas que no recuerdo.

Y me pregunto cómo desde mi subconsciente he podido crear esta historia, con esa coherencia e inventiva.

Y aún me pregunto más: ¿Qué significado puede tener este sueño?

Ahora me toca tratar de averiguarlo, aunque así a primera vista creo que viene a decirme algo sobre la eterna duda de la existencia de Dios, sobre la vida después de la muerte.

Y el hecho de que sea John Lennon el que deje ese mensaje, me sugiere algo así como que un personaje histórico, con un componente social, revolucionario y de influencia planetaria, como lo fue Jesús de Nazaret (salvando las distancias y sin querer molestar a nadie) podría darle una verosimilitud y una veracidad a ese mensaje.

Los sueños son increíbles. 

A veces explican en ese lenguaje onírico lo que no se ha podido entender despiertos. 

Y traen mensajes.

A veces son ventanas al más allá y logran ponerte en comunicación con el mundo espiritual, con seres queridos desaparecidos, con La Divinidad.

En muchas ocasiones resuelven problemas y nos traen soluciones creativas a desafíos y encrucijadas de la vida.

Dicen mucho de nosotros y de nuestro estado, nuestras preocupaciones, angustias, miedos y alegrías.

Es frustrante cómo tantas veces nos despertamos con el sueño ahí, perfectamente visible e interpretable, fresco. 

Y como el primer pensamiento consciente se lo lleva y hace que se esfume en la mente, no logrando retenerlo ni recordarlo, cuando pocos momentos antes estaba ahí, intacto y claro.

Cuando un sueño se manifiesta así, con claridad, permanece y lo recordamos perfectamente, cuando no se evapora y tiene coherencia, podemos analizarlo y tratar de averiguar qué nos quiere transmitir.

Porque es una transmisión, muchas veces en clave desde nuestro subconsciente, desde ese lugar interior, intangible y tan inaccesible para tanta gente, que no es consciente ni de su existencia misma.

Pues yo creo que ahí reside nuestro verdadero SER, que ahí está nuestra esencia. Que se despliega y manifiesta en esos periodos de sueño profundo.

La vida es sueño, como decía Calderón y está ahí clara, interpretable..., hasta que un pensamiento consciente hace que se esfume.

Esto nos pasa constantemente. Los pensamientos nos sacan del sueño que es la vida.

Y la vida se esfuma, literalmente.

La mejor manera de vivir la vida es, como dice una muy buena amiga,"con los sueños despiertos", con atención, sin dejar que los pensamientos se los lleven y se esfumen.

En ese estado de atención consciente permitimos expresarse a nuestro subconsciente. 

Normalmente lo hace, pero cuando no hay pensamientos, cuando dormimos, nuestra mente se conecta con nuestro subconsciente y se produce esa comunicación, esos mensajes, que al despertar desaparecen, o al menos no logramos recordar.

Pienso que los mensajes llegan de alguna manera y que en muchas ocasiones irrumpen en nuestra mente consciente como ideas, ocurrencias, soluciones, intuiciones.

La mente es un vehículo, atrapado la mayor parte del tiempo en el denso tráfico de los pensamientos incesantes.

Salir de ahí, de ese bullicio y caos es posible. 

Hay que trabajarlo y entrenarlo, pero es posible.

El estado ideal es el de relajación y calma, como cuando dormimos. 

Lograr alcanzarlo despiertos requiere de práctica. La vida no nos deja practicar mucho, no nos deja tiempo. 

Bueno, la vida no, que de eso no sabe nada. 

Más bien nuestro cerebro. 

Son nuestras percepciones las que lo condicionan todo. 

Y la de que el tiempo falta y se escapa no es más que una percepción de nuestro cerebro, condicionado por todo lo que tiene almacenado y por esos programas automáticos que constantemente se disparan sin que seamos conscientes.

Cuando dormimos no hay problemas. Todo es posible. 

Podemos tener emociones e incluso sensaciones y reacciones físicas, pero no hay problemas. 

En el mundo onírico, en el que se produce esa conexión con el subconsciente, vemos todo muy claro, con una lógica aplastante.

Cuando la vida se nos hace muy cuesta arriba, cuando los pensamientos nos agobian y nos asustan, queremos dormir. 

Buscamos el refugio del sueño. 

Porque mientras estamos ahí, estamos a salvo. 

Y cuando despertamos volvemos a percibir el peligro, a sentir las emociones como amenazantes, a reaccionar...

No digo que haya que estar dormido.

La evidencia de que los mensajes llegan y el subconsciente se manifiesta, debe ser un aliciente para buscar espacio en nuestra vida para conectarnos con nuestro interior. 

Donde están las respuestas y el conocimiento.

Yo soñé este sueño y los pensamientos no se lo llevaron. 

Puede que poco a poco pueda lograr, con trabajo en mi mismo, mantener abierta la conexión con mi interior, que ahora se abre y se cierra constantemente.

Para eso voy a soñar y mantener mis sueños despiertos.

Y tú, ¿te acuerdas de tus sueños?, ¿qué mensajes te traen?

Jorge Arizcun
Mayo 2017





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jueves, 4 de mayo de 2017

Si no vas, no has ido.


                     Trick or Treat      Consultoría y Coaching - Crecimiento Personal





Esta mañana al despertar me dolía mucho una muela. 

Llamé al dentista privado y me dio cita para esta tarde.

Pensé en la Seguridad social. Y otras personas me recomendaron probar por si podían atenderme de forma gratuita.

En mi centro de salud hay dentista un día a la semana.

Y pensé:

 - "no será hoy"

 - "Sí es hoy por casualidad no me darán cita"

 - "Para qué voy a ir al centro de salud, habrá mucha gente"

 - "Me tratarán mal"

  - "Qué frío ir hasta allí en moto"

Pues he cogido la moto y he ido.

He llegado en un momento.

No he pasado frío.

No había casi nadie.

Me han tratado estupendamente.

El día del dentista es ¡hoy!

Me han forzado una cita en un hueco está misma mañana.

He ido a la cita y ha visto la dentista que la pieza estaba partida longitudinalmente, sin posible arreglo, y me la ha extraído al momento.

Si no voy, no habría sucedido lo que sucedió y todo lo que pensé se hubiese cumplido EN MI MENTE.

La pregunta que me hice fue: ¿Por qué no?

Se trata de ver el vaso medio lleno o medio vacío. De tener o no pensamiento positivo y actitud de acción, sin juzgar previamente nada, ni especular futuros.

Justo cuando estaba esperando en la consulta he visto en internet un artículo,  curiosamente directamente relacionado con lo que he experimentado.

El artículo decía que existe un modelo científico que explica que la "realidad" no es más que una alucinación generada por nuestro cerebro.

"Procesamiento Predictivo" la llaman.

LA REALIDAD NO ES MÁS QUE LA ALUCINACIÓN GENERADA POR LOS PATRONES PREVIOS DE NUESTRO CEREBRO.

Esta teoría, sustentada por estudios científicos, sugiere que procesamos la realidad en base a predicciones que hace nuestro cerebro sobre lo que "cree" que existe y no a partir de lo que existe realmente. 

La "realidad" que no puede conocerse. 

El conocimiento de la realidad se hace a través de nuestro cerebro (consciente) que opera a base de predecir o prever, creando una expectativa.

Así que no tenemos conexión ni conocimiento directos de lo que denominamos realidad, que quizás puede que ni exista.

Según los estudios científicos, nuestros cerebros realizan constantemente predicciones del mundo externo, que confirman lo que percibimos como real. 

Y para lograr mayor precisión en esas predicciones, el cerebro modifica sus modelos internos y logra cambios de estado en nuestro cuerpo para que el entorno externo entre en consonancia con sus predicciones. 

El sentido de esta nueva teoría es el cuestionamiento de que la información del mundo exterior la recibimos de forma pasiva y que nuestros pensamientos y representaciones mentales reflejan fielmente la realidad, no alterada por nuestra percepción.

Pero el cerebro se equivoca y mucho. 

Se basa en su experiencia para predecir, pero su experiencia es una de tantas posibles. 

A veces, muchas, ni siquiera se trata de experiencias directas, sino de programaciones derivadas de experiencias ajenas o heredadas. 

Salpicadas de convencionalismos sociales, creencias, tradiciones... 

Con todo eso el cerebro compone su realidad y compara. 

Claro, se equivoca en muchas ocasiones.

Hoy, de haberle hecho caso en sus predicciones, no hubiera ido al ambulatorio, ni me hubieran dado cita en la misma mañana, contra todo pronóstico.

No hubiese ido al dentista esta misma mañana y no estaría, como ahora está, solucionado mi doloroso problema.

Cuidado con las expectativas. 

Son construcciones lógicas de nuestra mente. 

Aventuran posibles escenarios, de infinitas posibilidades que hay.

Si no vas, no has ido. Por mucho que te diga tu cerebro, que alucina en colores.


(Fuente: pijamasurf.com)


Jorge Arizcun
Mayo 2017





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