domingo, 29 de abril de 2018

Lo único que permanece es el cambio - Parte 2



    Acompañamiento para Gestión del Cambio 





Una vez realizado el ejercicio de reconciliación que viste en la Parte 1, puedes afianzarlo escribiendo a tu niño o niña interior. Escribirle en los mismos términos en los que hiciste la conexión.

Este paso es importante, ya que te conecta con tu interior y te ayuda a responsabilizarte. Recuerda que es responsabilidad tuya cada decisión tomada. Que la reacción ante lo que ocurre es cosa tuya y es la que determina tu estado.

Lo realizado hasta aquí ya es un paso importante, si has logrado hacerlo. Un paso que determina el comienzo del cambio.

El cambio puede orientarse de dos maneras:

      - Reaccionando. Que es volver a lo mismo. Es un tipo de acción que no es muy útil. Similar a lo que hace una mosca al darse una y otra vez contra el cristal.

En este modo reactivo el personaje que adoptas es el de VÍCTIMA. Un personaje instalado en la queja que mira hacia el pasado buscando justificación y pospone la acción (“ya lo haré”, “tengo que…”) con lo que no se mueve del sitio, rehuyendo su responsabilidad y lamentándose.

    - Actuando. Actuar es acción en presente. Es la única acción válida y efectiva. Te hace tomar conciencia de que el único sitio y tiempo en el que es posible estar y hacer es el ahora.

En este modo de acción el personaje que adoptas es el de EXPLORADOR, que observa y analiza el pasado, extrayendo aprendizaje, sin rehuir su responsabilidad y se plantea a dónde quiere llegar, lo que quiere hacer y lograr. Objetivos que coloca en el futuro, consciente de que la acción para alcanzarlos sólo puede realizarse en el presente.

Adoptando este personaje eres consciente de la inutilidad del victimismo y la queja y transitas tus emociones con plena responsabilidad, aprendiendo con cada paso dado. Sin detenerte, aunque sientas miedo o cansancio.

El primer objetivo está en ti. Tú eres el motivo de tu propia vida y tu propia meta, por lo que es indispensable entrenar la actitud, para cambiar de un personaje a otro, del víctima al explorador, al aventurero.

La vida es un proceso de construcción. Siempre construimos en presente, desde donde estamos. Todo lo anterior constituye la base sobre la que construir algo nuevo.

No se trata de reconstruir nada. Se trata siempre de construir desde el ahora, con lo que tienes y desde donde estás. Reconstruir es tratar de repetir. Es reacción. Es dejar que se ejecute de nuevo el viejo programa. Desactiva el programa. Reiníciate.

Reiniciar es volver a iniciar. Es acción, no reacción.

En este punto, en el que seguramente has decidido qué personaje quieres ser, te invito a realizar un ejercicio que te va a resultar revelador. Se trata de la conexión visual. Es un ejercicio que puedes realizar con otras personas o a solas.

Ahora te recomiendo lo segundo. Busca un espejo, sitúate delante y establece la conexión mirando directamente a los ojos de la persona que tienes frente a ti, que eres tú. Mira con profundidad y sin apartar la mirada. Más allá de lo que ves en el plano físico, unos ojos con una forma y color determinados, ¿Qué es lo que ves?, ¿Qué emoción te transmite esa mirada?

Puede que veas, miedo, cansancio, desesperación… Mirando fijamente estás haciendo frente a esas emociones. Si te encuentras en un estado de paralización, verás miedo, angustia, desesperanza. Míralos de frente. Con descaro. Sin juzgar. 

Y sonríeles. Sonríe a esos ojos que te están dando la información, que te hablan. Vas a ver cómo cambian de expresión y vas a poder ver otras emociones en ese cambio, entre las que se encuentra la determinación.

Esta es una experiencia que puede resultar algo difícil, aunque es muy sencilla de realizar. Persiste. No apartes la mirada. La persona que tienes delante necesita esa conexión.

La determinación que asoma levemente necesita energía para crecer. Esa energía positiva puedes obtenerla de otra emoción a la que puedes invitar: La Rabia.

Rabia de estar así. Rabia de rebeldía. Rabia para negarte a ser víctima, para atreverte a salir de ahí, a explorar lo desconocido, a transitar con arrojo por la incertidumbre, sabiendo que te tienes a ti, con cada vez más fuerza interior.

Mira de frente al miedo, con descaro, con valentía, con rabia. Niégate al victimismo y la queja. No te lamentes. Rechaza absolutamente dar pena. Ni a ti ni a nadie.

¡FALTARÍA MÁS! (di esto bien alto)

Bueno. Por ahora es bastante. En modo explorador estás. Si no lo estás, pregúntate si quieres estarlo o prefieres seguir en modo víctima. Vuelve al espejo, mírate a los ojos y diles con tu mirada qué quieres.

Si eliges el cambio, tienes un objetivo. Tienes trabajo que hacer. Busca tus herramientas de explorador y comienza a caminar. Respira fuerte, no mires atrás, levanta la cabeza, tantea el terreno y pisa con firmeza.

¡Adelante! Tienes todo lo que necesitas. Tienes la fortaleza, el conocimiento, la resistencia y el poder para controlar tus pensamientos. Tienes la responsabilidad de tus acciones. Busca en tu interior, apóyate en ti. Haz equipo contigo.

Van a aparecer dudas, pensamientos saboteadores, voces interiores que tratarán de desanimarte. Volverás a detenerte y tendrás tentación de volver a quejarte. Esos son los desafíos a los que te vas a enfrentar. Están en tu interior, no afuera.

Siendo consciente de esto no te pillará de sorpresa y sabrás lo que hacer. Hacer es la clave, seguir.

Acuérdate: Lo único que permanece es el cambio. El cambio es oportunidad, es crecimiento.

Cambia y crece. 

Jorge Arizcun
COACHING ACTIVO
Abril 2018







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Lo único que permanece es el cambio - Parte 1



    Acompañamiento para Gestión del Cambio 







Cuando te encuentras en la incertidumbre que provoca una etapa de cambio, suele haber una consecuencia directa: La paralización

El único antídoto que existe para contrarrestar esa consecuencia es la movilización.

Para poder salir de un estado de paralización, que lleva asociada una potente emoción, el miedo, tienes una capacidad que puedes trabajar: la Actitud. 

Te encuentras en un momento de tu vida, en unas circunstancias concretas de cambio, que te han llevado a ese estado de paralización y no encuentras la motivación suficiente para movilizarte, para salir de ahí.

El movimiento se demuestra andando, pero hay que dar el primer paso. Este paso no te va a llevar a donde quieres, pero basta darlo para salir de ese lugar inerte de parálisis. 

El miedo es en muchas ocasiones bloqueante. Te hace querer esconderte, replegarte. Y desde luego no te invita a dar ese paso, necesario para sacarte de ese estado de inercia. 

¿Qué necesitas? Actitud, entendida como querer dar ese paso. La actitud te ayuda a movilizarte, a tomar conciencia de lo que te está pasando y a hacer lo mejor que puedes en este momento, en las circunstancias en las que te encuentras y con lo que tienes.

Es todo un logro dar ese primer paso. Posible porque se ha activado la acción. Con la actitud correcta es posible darlo y conseguir ese logro, pequeño, pero necesario. Realmente alcanzar una meta o completar un cambio es un logro mayor que se compone de pequeños logros menores.

Con la actitud correcta es posible detener el pensamiento saboteador y tomar conciencia del momento en el que estás, de identificar los recursos y herramientas de los que dispones y construir desde ahí. 

La actitud correcta (porque puede haber actitudes incorrectas) para enfrentar ese cambio y salir de la paralización en la que te encuentras es aquella que te permite dar ese paso. La pregunta sería ¿qué es lo que tiene que pasar?

Puedes responder con un deseo sincero de desbloquearte, de buscar apoyo, de reorientarte, de motivarte y de obtener la energía necesaria para dar ese primer paso, tomando conciencia de que el cambio es una oportunidad.

La inercia es la fuerza que trata de frenar el cambio. Si logras ser consciente de que no se trata de una amenaza sino de una oportunidad para evolucionar, estarás enfocando desde otro ángulo y podrás mirar las cosas de otra manera, enfrentando la situación con otra actitud.

Siempre vas a tener como inseparables compañeras a tus voces interiores, esas que te hablan sin cesar y que no dejan de ser expresiones mentales de los pensamientos, guiadas por el ego, que trata de convencerte de que no tienes responsabilidad alguna de lo que sucede y que por tanto no puedes hacer mucho para cambiar.

Y no es cierto. Acallando esas voces interiores descubrirás que tienes el 100% de responsabilidad en el cambio. Porque no es lo que sucede lo importante, sino la posición que tomas ante lo que sucede. Eres responsable al 100% de la actitud con la que enfrentas los desafíos en tu vida. Ahora mismo, el desafío del cambio ante el que estás.

En esa situación de bloqueo y paralización es normal sentir una falta de energía notable. Un cambio de actitud es una fuente natural de energía, necesaria para reanudar la marcha.

El cambio es lo normal. Todo es cambio. Lo único que no cambia es el propio cambio. Es la naturaleza del Universo y del mundo. Un cambio constante, incesante.

La oportunidad aparece cuando conseguimos tener la actitud adecuada para pasar de un estado de certidumbre, en el que tenemos esa falsa sensación de seguridad y control, de saber lo que va a pasar, sin temor a errar, al estado de incertidumbre, en el que no sabes qué va a ocurrir. El primero es falso. No existe la certidumbre, aunque puedas creer que sí.

La incertidumbre es la que marca el momento siguiente, que es el momento para crear algo nuevo. Es el cambio mismo, el instante siguiente al presente. Absolutamente incierto y con todas las posibilidades.

Así que no te quedan muchas alternativas al cambio y la incertidumbre, porque son lo que hay todo el tiempo. 

¿Cómo has llegado a este momento?, ¿qué ha pasado en tu vida para que ahora estés donde estás y como estás?

Pues sea lo que sea, seguro que no lo habías previsto ¿verdad? Y sin embargo eres responsable 100%, aunque te cueste admitirlo. Especialmente de que te encuentres ahora como te encuentras, sin ganas, sin salidas, en parálisis.

Antes de seguir, te pido una cosa. Deja de mirar hacia afuera, buscando causas externas. Mira hacia tu interior, búscate ahí. No esperes encontrar lo que eres ahora, sino al niño o niña que vive en tu interior. Tu yo más puro. Concéntrate hasta que lo tengas delante de ti y mírale a los ojos, que son tus ojos. 

¿Qué puedes decirle? es probable que te surja el deseo de pedirle perdón. De decirle que sientes no haber estado ahí con él o ella, de haberte olvidado. Quizás desees decirle que le amas. Y quizá también sientas agradecimiento por seguir ahí y por haberos reencontrado. Díselo.

Este es un ejercicio de reconciliación con tu niño o niña interior. Contigo. 

¿Cómo es que dejaste sola a esa persona pequeña que eras? ¿Te sientes responsable? Siéntelo, porque lo eres. Y no es más que una certeza, no un reproche. Has ido eligiendo a cada momento, con cada vivencia, aunque no hayas sido consciente, cada paso ha sido una decisión tuya. para bien o para mal, ambas cosas muy relativas. Ahora puede que pienses que para mal...

Si lograste conectar con tu niño o niña interior, has dado un paso muy importante. El paso de reconocer tu responsabilidad. No te juzgues, tu yo inocente no lo haría. Ten compasión hacia ti. Hiciste lo que creíste mejor, lo que supiste hacer en cada momento, con lo que tenías y con lo que sabías. En vez de machacarte puedes probar a decirte: "Lo hiciste muy bien. Gracias"

Date las gracias. Dáselas a tu yo infantil con quien te acabas de reencontrar. Agradece haberlo encontrado. Agradece estar aquí. Agradece ser.

Puede que todo esto te parezca una tontería. Es tu elección. Porque tú decides lo que piensas y con lo que te quedas. Claro que aceptar la responsabilidad cuesta y no te gusta. Puede que pedirte perdón, decirte que te amas y agradecerte todo te resulte difícil, incómodo. Lo es. Pero no es difícil. Es un paso diferente a quedarte como estás y te conduce hacia otro lugar. ¿Hacia dónde? No lo sabes, pero sí sabes que ahí donde estás y como estás no quieres seguir.

Ya está. Ya lo has dado. Has comenzado el cambio...


Jorge Arizcun
COACHING ACTIVO
Abril 2018







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