domingo, 12 de noviembre de 2023

Nadie es de nadie

Acompañamiento para Gestión del Cambio 


Nadie es de nadie 
Te encuentras a las personas por circunstancias, digamos que por "casualidad", aunque las casualidades no existen. Existen las causalidades, que es distinto... 

Según esto, salvo la familia, que no eliges y que supuestamente has de "aguantar" toda la vida, los amigos y las parejas aparecen por algo y se cuelan en nuestra vida. Eso es algo que nosotros permitimos. Decidimos a quién le levantamos la barrera para que pase. 

De ahí a que aquel o aquella a los que se les permite franquear esa barrera, "tome posesión" va un trecho. 

Mucho trecho. Insalvable.

Nadie es de nadie. Y ninguna persona puede creer que otra es suya. Quien lo cree, tiene un problema serio. 

De la otra parte, quien se cree de alguien no tiene un problema menor.

Las personas, igual que entran salen. Deben hacerlo si así lo queremos. Es una simple cuestión de respeto. Si yo quiero estar con alguien y esa persona no lo quiere, tengo que respetarlo. No podemos apegarnos más que a nosotros mismos, y ni eso.

La posesión necesita... exorcismo. 

Es una agresión, es una invasión.

Nadie es de nadie. Ni los hijos son de los padres, ni los padres son de los s hijos, ni se es de la pareja, ni del amigo. Los posesivos son peligrosos: mi mujer, mi marido, mi madre, mi padre, mi hijo, mi amigo... 

Así hablamos, pero no está bien.

Nadie es de otra persona. O más bien, lo es desde su libertad de elegir. Y si se decide que hasta aquí, así debe ser. Si eso no se respeta, las situaciones se complican y mucho. 

Respetémonos. Reconozcamos la individualidad y la libertad de elegir, de cambiar, de tomar otros caminos y compañía de viaje.

Cada persona lo querría para si misma ¿no? 
¿Tú lo querrías para ti?

Pues no quieras algo distinto para los demás.

#coachingactivo
#teacompañoenelcambio

.              @arizcuncoach

Todo tiene solución

Acompañamiento para Gestión del Cambio 

Todo tiene solución y como puedes elegir, en tu mano está decidir tu nivel de excelencia. 

¿Cómo? 

Desarrollando nuevos modelos mentales. 

¿Cómo? 

Cambiando tu mapa del territorio, porque este no puedes cambiarlo, sólo puedes ocuparte del mapa.

Así tomas conciencia de que puedes cambiar tu foco, centrándote en la solución, dejando a un lado el problema, sea el que sea. 

Esto te conduce a mejorar tu nivel de excelencia como persona.

Cuanto más trabajes en cambiar tu mapa centrándote en las soluciones en vez de en los problemas, más mejorarás.
 
Más adelante veremos cómo cambiar tu mapa...

De momento céntrate en lo que deseas, en tu meta, tu objetivo, en ese cambio que quieres lograr.

En la medida en que interiorices que todo tiene solución, tomarás conciencia de la inexistencia de límites. Estos te los pones tú con tu mapa. 

Puedes llegar donde quieras y alcanzar el máximo nivel de excelencia si realmente te lo propones.

En este momento y en relación con lo que ahora quieres cambiar trata de definir tu meta, visualizándola y qué nivel de excelencia personal quieres lograr, en relación a esa meta, sin que te reste en otras áreas de tu vida. 

La excelencia de una parte debe sumar al conjunto.

#teacompañoenelcambio
#coachingactivo

.              @arizcuncoach



lunes, 30 de enero de 2023

Donde hay patrón...

 

    Acompañamiento para Gestión del Cambio 





Esta frase que todos conocemos, o la gran mayoría, se refiere al mundo de la náutica y la marina. Pero es extensible a todos los ámbitos organizativos en los que existe una escala jerárquica.

En las organizaciones más evolucionadas que han adoptado organigramas planos, esta frase tiene una aplicación muy relativa e incluso no tiene aplicación ninguna, al haberse implementado modelos colaborativos plenos, con un trabajo intenso en la gestión de los equipos y el fomento de la responsabilidad.

Pero lo diferencial, lo que hace que estos modelos tengan éxito, es el trabajo en la actitud de los miembros de esos equipos que lideran en sus parcelas de responsabilidad y lo hacen también cuando, debido a la arquitectura de esos organigramas, deben asumir responsabilidades diversas, dentro del modelo colaborativo propuesto. Todos los miembros del equipo están para todos y todos comparten el liderazgo y la responsabilidad.

Ante una dificultad o un fracaso, todos los miembros del equipo asumen la responsabilidad, que es compartida. 

En este tipo de equipos, cuando se relacionan con otros equipos en un plano más amplio, logran coordinarse de una forma engrasada y sin fricciones. La visión de la organización indica el camino y los miembros de los equipos que interactúan, generan un equipo más grande, con la misma premisa colaborativa y de responsabilidad compartida.

En este tipo de organizaciones no hay cabida para lo que se denomina "escurrir el bulto", "mirar para otro lado", "eludir responsabilidades", "procrastinar", "escaquearse"..., en definitiva, no hay empleados o responsables estrella. No se mira a ninguno de los miembros en especial, salvo al que por circunstancias o cronograma del proyecto, haya asumido la responsabilidad y el liderazgo de esa etapa o fase concreta, con el consenso del resto. Pero este tipo de responsabilidad no es de jefatura sino de coordinación. 

No existe el "eso no es mi parcela", "esto corresponde a fulano o a fulana", no. Porque es cosa del equipo. La comunicación fluye en horizontal con la certeza de que todos los integrantes del equipo son conocedores de la información, de que el nivel de competencia es el mismo en todas las personas y que aunque existan especializaciones concretas en determinadas parcelas de gestión, cualquiera está capacitado para ocuparse de cualquier asunto, aunque el nivel competencial no sea el mismo. 

Es un modelo en el que no existe ese "ya te envié un mail", porque no se elude la responsabilidad y aunque se haya enviado un mail a otro miembro del equipo, eso no significa que me quito el asunto de encima, que lo paso y paso. No. En este modelo no se delega, se colabora y el envío de un mail es el inicio de una colaboración. 

Pero este modelo es utópico para muchas organizaciones, para la mayoría. Porque las inercias son en demasiadas ocasiones insalvables y los cambios hacia otros modelos, debido a esas inercias resultan tremendamente difíciles. 

Puede que algunas personas dentro de las organizaciones se vean con fuerza, energía y talento suficientes para dar un paso al frente e intentar iniciar ese camino, comenzando por convencer al escalafón superior del organigrama que se pretende aplanar. Son conscientes de las barreras que se van a encontrar, de las dificultades, de que pueden ser percibidas como una amenaza. 

La idea de estas personas puede ser brillante y puede escalar a esas estancias superiores. Puede también ser aprobada y puesta en marcha. Y ahí comienza el trabajo titánico de convencer a compañeros y tratar de implementar el modelo poco a poco. Estas personas tienen una dificultad añadida y es que además de su trabajo y responsabilidades habituales, de su día a día, tienen ese otro de implementación del nuevo modelo, que supone no sólo un trabajo de diseño del mismo, sino su puesta en marcha, hablando con el resto de miembros, convenciendo, creando procedimientos nuevos, estableciendo los objetivos, las formaciones, el seguimiento, los indicadores, los métodos de medición, reuniones, pruebas y errores..., en definitiva, un trabajo multidisciplinar, simultaneado con el trabajo habitual.

La alarma se ha creado, las personas construyen sus defensas, la dirección se impacienta y el proyecto se ve zarandeado desde muchos lados. Si no ocurre nada extraordinario que desestabilice el devenir habitual de la gestión, el proyecto puede ser viable. Pero si en ese periodo crítico de implementación ocurre algo imprevisto y de suficiente alcance, el proyecto de cambio, por muy bueno que sea en la teoría, ve acortados sus plazos radicalmente y la inercia se convierte en una corriente de arrastre casi imposible de vencer.

El imprevisto o la circunstancia alterante de la gestión, casi de forma mágica se percibe como consecuencia directa del intento de implementar el nuevo modelo, atribuyéndose responsabilidades directas a quien o a quienes trataban de llevarlo a cabo, sin dar apenas tiempo casi ni para empezar. El día a día se complica debido a esas circunstancias e imprevistos y el proyecto se cae, se desmantela, cayendo como un castillo de naipes, que es como era apreciado por casi todos en el fondo.

La dirección recula y la inercia se adueña de nuevo de la gestión. 

Y en general todas las personas que miraban con recelo ese cambio, que como todos los cambios tiene el rechazo de antemano, respiran tranquilas, de nuevo seguras en lo conocido, en lo que "siempre se ha hecho", en "lo que funciona"

Y la dirección recupera con fuerza su papel de ordeno y mando. Como debe ser. 

Aunque hay organizaciones que lo logran, que vencen la inercia y se despojan de la caspa y el polvo de la inercia. Que se reinventan y que de la mano de esas personas soñadoras y molestas, que tratan de cambiar las cosas, los paradigmas y los viejos modelos, implementando no sin dificultad ese modelo colaborativo y evolucionado que supone de verdad un valor diferencial interno y externo.

Pero en las organizaciones, como en los barcos, donde hay patrón no manda marinero. Eso del liderazgo compartido, del modelo colaborativo, de la responsabilidad compartida, del todos a una, de la delegación eficaz por parte de la dirección, de la misión y la visión asumidas por todos los miembros, son experimentos. La disrupción es para otro tipo de organizaciones. Para determinados sectores tecnológicos o digitales... Demasiado moderno. Mejor lo conocido. Déjate de inventos.

Y esas personas soñadoras y valientes, las que tiran del carro y a la mínima les pasa el carro cargado de inercia por encima, se quedan en el camino a la espera de otra oportunidad de poner su talento de nuevo al servicio del cambio, convencidas de que encontrarán cómo, dónde y con quién. Entretanto, algo más grises, se pliegan al conocido ordeno y mando, de nuevo como uno o una más de la tropa de marinería, haciendo lo que siempre se ha hecho, lo que funciona (aunque no lo haga muy bien) y navegando en la inercia, cumpliendo órdenes.

Soñando, en los momentos de respiro de las tareas de siempre, con otras maneras, otros sistemas, otros modelos, otras personas..., suena la sirena de incorporación al servicio y de cumplir las órdenes sin cuestionarse nada. La "única forma" de llegar a buen puerto. La navegación de toda la vida, vamos.

Señor, sí señor!!


Jorge Arizcun
COACHING ACTIVO
Enero 2023



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