Trick or Treat Crecimiento Personal
Esta es una frase que escuché este fin de semana en una presentación de fotografía, en boca de la fotógrafa que logró llevarla a cabo.
La vida tiene momentos tristes y momentos muy felices. Esta vez le tocaba a esta fotógrafa uno de esos momentos de felicidad y plenitud, que se transmitía e irradiaba con su expresión, con el brillo de sus ojos y su sonrisa.
Claro que los sueños se cumplen.
Ahí están, para perseguirlos y hacerlos realidad.
En el caso de esta profesional, de la que, aparte de saber que es fotógrafa y que le ha llevado un año preparar el proyecto, no sé nada de su vida, ni de si en esa vida lo ha pasado bien, mal o muy mal.
O las tres cosas.
Lo que está claro es que su expresión reflejaba la satisfacción por un sueño cumplido, tras perseguirlo, lo que conlleva creer en él, creer en uno mismo y trabajar para hacerlo realidad.
Tampoco sé las dificultades que ha tenido que superar, ni cuántas veces estuvo tentada de abandonar.
Todo eso quedó atrás y se suma a la satisfacción de haber superado los obstáculos y las voces que le sugerían, bien por mirar al pasado o por temor al futuro, que no lo intentara.
Ella perseveró y el resultado no sólo es por el magnífico trabajo realizado, sino por la fortaleza y la perseverancia.
Es un buen ejemplo de reflexión. Cuántas veces ni siquiera se intenta y queda ahí como un sueño incumplido, por no perseguirlo.
A veces un sueño, que puede parecernos descabellado poder cumplir, es precisamente el que podríamos hacer realidad si nos atreviéramos a pensar que es posible y diéramos el primer paso.
Y cuántas veces ese sueño que nosotros sí nos atreveríamos a intentar, no puede hacerse realidad porque no lo hacemos por miedo a lo que puedan decir o pensar otras personas.
Estamos llenos de miedos y de estereotipos de vida.
Y la vida es todo menos un estereotipo.
Es un campo de infinitas posibilidades.
Creer es crear.
La realidad la creamos nosotros, si queremos y creemos que podemos hacerlo.
Porque uno de los saltos evolutivos importantes es el de llegar a saber que podemos crear nuestra realidad.
No que podemos. Saber que lo hacemos constantemente.
Y cuando se llega a ese estado de evolución personal, a los imposibles se les empiezan a caer las dos primeras letras y ese campo de infinitas posibilidades, en el que se incluyen todos los sueños, se nos abre.
Y sabemos que querer es poder.
Y nos atrevemos a dar ese primer paso en la dirección de nuestra intención, que es cumplirlo.
A veces los sueños se cumplen, pero no lo hacen ellos solos.
Somos nosotros los que hacemos que se cumplan, creyendo que son posibles y que somos capaces.
Sólo así nos podemos atrever a intentar hacer que se cumplan y podemos mirarlos de frente sin miedo, ni a nosotros ni a lo que puedan decir o pensar los demás.
Yo voy a intentar cumplir el mío, ¿y tú?
Por cierto, la exposición de fotografía fue una pasada. Y la satisfacción de la autora más.
Creer es crear.
Jorge Arizcun
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