Acompañamiento para Gestión del Cambio |
INCERTIDUMBRE CIERTA
La incertidumbre es inherente a la vida.
Es una emoción que refleja el miedo al futuro, que es impredecible e incierto.
Es lo contrario a la certeza, a la certidumbre.
Nos pasamos la vida prediciendo el futuro, pensando en el porvenir e imaginando lo que va a pasar, con todo lujo de detalles, o no.
Si te paras a pensar por un momento, los pensamientos de futuro muchas veces no son visualizaciones en detalle, más bien son representaciones más abstractas, carentes de precisión, una mezcla de pensamientos inconstantes, imágenes, sonidos...
Otras, sí son recreaciones precisas. Esas en mi opinión, pueden ser muy beneficiosas, si tienen que ver con objetivos, o bastante menos e incluso perjudiciales, si tienen que ver con miedos.
El futuro es el tiempo que está por llegar, pero que aún no ha llegado.
Pero tú estás, o pretendes estar permanentemente ahí.
Vale, pero no existe más que en tu cabeza... Y te produce emociones y sensaciones.
A veces puede condicionar mucho tu vida y lo hace.
La incertidumbre genera preocupación.
Es un tipo de ocupación virtual.
Porque no puedes ocuparte de lo que no existe, o de lo que sólo imaginas.
Las cosas ocurren ahora y desconectarse del futuro es algo muy bueno.
No digo desconectarse de las metas, de las intenciones. Porque esas están en el presente.
¿Cómo frenar los pensamientos, las emociones y las sensaciones que nos provoca la incertidumbre?
La forma más sencilla es estar en el presente.
Sé que el tiempo y la percepción del mismo son relativos. Pero hay algo claro, el futuro es eso, futuro. Porvenir, por venir, que no ha venido aún, adonde todavía no has llegado.
No puede experimentarse ahora.
Puedes pensar en él, puedes especular mentalmente con cómo va a ser.
Todo eso son pensamientos y construcciones mentales imaginarias.
Lo cierto es que ese despliegue de imaginación y toda la energía que consumen los pensamientos, las emociones, las sensaciones derivadas... es mucha energía normalmente desperdiciada.
Si empleas esa energía en vivir tu presente, en sujetarte a él para que los pensamientos no te lleven hacia adelante (ni hacia atrás...) te ahorrarás mucho sufrimiento y preocupación inútiles.
Como dice Jeff Foster "Los problemas son solo pensamientos. Y los pensamientos no son ningún problema"
Las visiones de futuro que tienen que ver con los objetivos, las metas, son las visualizaciones.
Visualizar en tu mente, con el máximo lujo de detalles, el futuro que quieres, que deseas.
Las visualizaciones se trabajan. Son un ejercicio para conectar con ese sueño, ese deseo, ese objetivo.
Es voluntario. Y Consciente.
La preocupación es inconsciente.
Tu cerebro te presenta un futuro que te preocupa, provocando en ti sensaciones y respuestas corporales equivalentes a si te estuvieras ocupando ya en ese momento futuro.
Pero te estás ocupando antes de tiempo. Ni siquiera eso.
Padeces las respuestas fisiológicas. Te sientes mal... Y no ha ocurrido nada.
Nada más que lo que ocurre ahora.
La mente inventa, recrea, imagina. Y tira de material almacenado. Vivencias y respuestas del pasado.
Incluso de otros, de algo que escuchaste, o viste, o leíste, pero que no viviste directamente.
Son las respuestas automáticas que se disparan antes de tiempo.
La vida es siempre incertidumbre, en mayor o menor grado. Que todos los días amanezcas con vida no garantiza que mañana lo vayas a hacer... Las probabilidades apuntan a que sí, pero son eso, probabilidades. Posibilidades probables.
Un cierto grado de adelanto a los acontecimientos no es malo. Pero ¿tienen que ser los negativos?, ¿por qué no especular o adelantarse también a la posibilidad buena, a lo que te parecería mejor?
Visualizar esa posibilidad positiva como algo presente, como si ya lo estuvieses viviendo.
Estoy seguro que la emoción no sería el miedo. Más bien sería alegría, tranquilidad, calma, seguridad.
No es difícil, sólo tienes que enfocarte en eso que quieres lograr, visualizarlo.
Irte con la mente allí.
Sentirlo.
Igual que sientes la preocupación cuando te vas a un futuro temido.
Te invito a practicar la visualización. Como cuando decides soñar algo que te gusta cuando te vas a dormir.
Luego sueñas lo que sea, pero al comienzo, cuando tienes aún el control... da gusto recrearse en lo que se quiere conseguir.
No por pensar algo va a suceder. Ni bueno ni malo.
Pero si crea una predisposición, un estado previo que te prepara para eso que imaginas.
Desde un estado de temor o de tranquilidad, las cosas se ven con ópticas muy distintas.
Solo es cierta la incertidumbre. La absoluta falta de seguridad sobre lo que va a pasar.
Entonces ¿para qué preocuparte?
Puedes creer que lo seguro es lo mejor, lo más cómodo, pero es una quimera.
No hay nada seguro, porque no hay nada inmutable, no hay nada que no cambie.
La emoción de la incertidumbre, incluso de lo que pueda pasar en el minuto, o en el segundo siguiente, es emocionante si es consciente.
Y si es inconsciente, puede ser muy inquietante y dar mucho miedo. Es simplemente miedo al cambio.
Preocuparse es un freno. Realmente no puedes ocuparte antes de tiempo. Por tanto, todo lo asociado a la preocupación te lleva a la paralización.
Lo que tienes en tu mente es información.
Lo que haces con ella es acción.
Pero no se puede hacer nada al preocuparte. Sólo generarte malestar.
Mejor actúa, ocúpate, pero cuando llegue el momento, que casi con toda seguridad no será cómo lo pensaste.
Trabaja ahora para encaminarte hacia tus sueños.
Puedes ocuparte AHORA de crear tu futuro, de trabajar para lograr tu sueño.
Sigue siendo incierto, claro está, pero te sientes mucho mejor ¿no crees?
Jorge Arizcun
Diciembre 2021
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