sábado, 25 de abril de 2020

Un pedazo de mi




    A mi amigo Gonzalo...




Hoy te has ido.

Has partido, amigo mío, al lugar donde tengas que ir, tras el tiempo que te tocó aquí, en este lado de la existencia.

Tras la noticia recibida, en este extraño tiempo de confinamiento, se agolpan imágenes, recuerdos y vivencias queriendo mostrarse. Les doy la bienvenida. Creo que es la forma que tienes de decirme: "no me despido, aquí estoy".

Una enfermedad ha acabado con tu existencia física pero no contigo, con tu esencia. Esas vivencias, esos sentimientos, recuerdos y sensaciones son tú y se acercan para ayudar en la despedida física. Para decirme que sigues aquí en esa nueva forma, sin enfermedad, sin dolor.

Duele la pérdida si se vive como tal. No deja de ser un sentimiento egoísta y de apego. Es bueno llorar y esa tristeza calmada de añoranza y pena por no poder físicamente estar más contigo. Pero lo físico es una parte pequeña. Somos y tú eres mucho más que eso.

Tu cuerpo se apagó hoy. Y al fin te has liberado. Has quedado libre de la condena que te aprisionaba, de la tremenda limitación corporal. Ahora inundas mi mente y la de todas las personas que compartimos contigo, estemos donde estemos.

Siento que un pedazo de mi se ha ido, pero sé que ese sentimiento no es real, es obra de mi pequeño ego. Pienso ahora que lo real es que estoy entero, hoy más completo porque mi amigo está en mi y me habla con ese arsenal silencioso que se agolpa en mi interior en forma de pensamientos, recuerdos, sonidos, sensaciones que no puedo ni quiero borrar.

Tantos momentos durante tantos años no pueden simplemente desaparecer al final de la existencia física.

No es tanto un pedazo de mi que perdiese. Más bien es un pedazo de ti que me completa, como lo hacen todos los pedazos más grandes y más pequeños de todas las personas que han formado parte de mi vida y se fueron, como ahora te has ido tú amigo.

Este pedazo es de los grandes, como grande eres tú. Tanto como importancia has tenido, tienes y tendrás en mi vida, que no comprendería ni sería sin tí.

Me despido y a la vez te doy la bienvenida. Porque ahora, en la parte de tu inmensidad que me toca, estás en mi para siempre.

Un pedazo de mi eres tú.

Siempre conmigo, Gonzalo.                









Jorge Arizcun

sábado, 4 de abril de 2020

Tapar el sol con un dedo




    Acompañamiento para Gestión del Cambio 




Estamos en el vigésimo día de confinamiento y ya parece que en algunos momentos algunas personas empiezan a escuchar las noticias sin darles la importancia, la tremenda y dramática importancia, que tienen.


Nos quedamos con esa cifra que impresiona y que quizás inconscientemente bloqueamos de alguna forma, comparándola con otras para minimizar su impacto.


Hoy, 4 de abril de 2020, tenemos casi 12 mil muertos en España y 60.000 en el mundo, probablemente muchos más.

Estas cifras cortan con sus filos de acero.


Pero hoy también tenemos en nuestro país 34.000 recuperados, lo que es una buena noticia desde luego, pero que no disminuye mágicamente la dimensión de la lacerante cifra de personas muertas por el virus.


Como tampoco lo haría decir la cifra de los que hoy no han muerto por el Covid-19, que son cuarenta y seis millones seiscientos cuarenta y ocho mil personas en nuestro país...


¿Podríamos anular casi totalmente el efecto negativo de la tremenda cifra de muertos diarios publicando la de "no muertos" diarios, mucho más grande, convirtiéndola en mucho menos tremenda o insignificante en comparación?


El titular hoy podría ser este: 

"En el día de hoy en nuestro país 46.648.000 personas no han muerto a consecuencia del Covid 19"


Siempre hablo de relativizar, siempre. Y de ampliar la perspectiva a niveles planetarios o cósmicos para tomar conciencia de lo insignificante que resulta todo lo referente a lo humano y mucho más lo de cada uno como individuo.


Pero hoy no puedo evitar colocarme en el nivel de percepción como individuo e impresionarme con ese dato de congéneres muertos por el virus. Y pienso que a cada una de las personas cercanas a las fallecidas, en nada va a consolarles las cifras de personas no fallecidas o personas curadas hoy. 

Al revés, sentirán la impotencia, la pena y la rabia por la fatalidad de que su familiar o amigo haya sido la desagraciada persona a la que le ha tocado el castigo de la muerte, entre los tantísimos seres humanos que hay, como la macabra oposición a ser agraciado con un premio cualquiera entre tanta gente.


Seguiré relativizando y seguiré ampliando el espacio de comparación, pero hoy no lo voy a hacer por respeto a esas personas muertas, sus familiares y amigos.


No voy a tapar el sol con un dedo anteponiendo la cifra de no muertos a la de muertos. O la de curados, espero que definitivamente, de este virus y sus consecuencias. 

Me alegro infinitamente por ellos y por todos los que seguimos vivos hoy. Pero esa cifra no va a hacer que ese dañino y lacerante destello de la otra cifra, la de los muertos, quede tapada.


Porque esa comparación es perversa. 

Hace muy poco nadie moría a consecuencia de este virus. Hoy en el mundo casi 60.000 personas han fallecido por el virus en tres meses. En España casi 12.000 en un mes (la primera víctima se reporto el 3 de marzo)


Esa cifra crece y crece día a día. Es cierto que muchas personas se curan, sí, pero esas vuelven al momento anterior a enfermar y siguen vivas. 

No hay comparación posible con las que fallecen. Esas dejan de existir para siempre. 

Los que sobreviven no suman a los vivos, ya lo estaban antes de la pandemia. Los que fallecen si restan de los vivos y suman a los muertos.

No me parece bien enfocar mal en esto. En otras circunstancias mortales como pueden ser muertes por violencia, o por accidentes de tráfico no se hacen esos recuentos. No veremos estos titulares:  

"En lo que llevamos de año no han muerto tantos millones de personas por violencia" 
"En el último fin de semana no han muerto tantos millones de personas en accidente de tráfico"

Sería esconder las cifras y hacerlas invisibles. Las víctimas y sus allegados no lo merecen.

Desde la dimensión y perspectiva espacial, la Tierra sigue siendo un planeta azul, ahora más azul si cabe, y la pandemia del coronavirus es algo reducido a una de las casi 9 millones de especies que habitan el planeta. En esos términos es insignificante. En los terrestres y humanos es algo muy preocupante y doloroso.

Mucho ánimo a todas les personas que han perdido a alguien cercano y mucho ánimo también para el resto. La buena noticia será la de disminución de contagios y fallecidos gracias al confinamiento. 

Del obsceno circo político y mediático, mejor no hablar... 


#yomequedoencasa


Jorge Arizcun