domingo, 17 de febrero de 2019

Lo único que permanece es el cambio - Parte 6






    Acompañamiento para Gestión del Cambio 





En esta sexta etapa de nuestro camino de cambio, continuamos trabajando con nuestro personaje evaluador.

Ahora piensa en esta pregunta ¿quién eres?

¿Qué sentido tiene hacértela ahora? Algo sencillo, se trata de la diferencia entre los verbos ser y estar. Debes tener claro que no eres cómo estás. Es importante la diferencia porque el orden de los factores afecta al resultado. 

¿A qué me refiero? A que en relación con la definición de tus objetivos es importante tener claro quién eres, no como estás. Esto va antes que el planteamiento de los objetivos.

Tu estado es cambiante. Tu ser no. Eres quien eres y desde ahí puedes actuar. Cuando los objetivos vayan a condicionar quién eres, debes sospechar, porque algo va mal.

Es al revés, insisto. Primero pregúntate: ¿quién soy? Y cuando tengas eso claro márcate objetivos.

Una recomendación. Toma distancia de cómo estás y mírate desde quién eres realmente. Con tranquilidad. requiere un trabajo de autoconocimiento que va a permitirte avanzar con confianza, en la seguridad de quién eres y permitiendo esa parte cambiante que determina cómo estás en cada momento.

En este punto en el que te encuentras ahora, observa los mensajes que te dices a ti mismo con esa voz interior que te habla incesantemente, especialmente si te encuentras en un momento de bajón, de parón, de miedo e incertidumbre.

Quizás pueden ser como estos:

- Qué iluso
- A tu edad...
- Te falta formación
- No puedes
- No sabes
- No tienes valor
- Nadie va a confiar en ti
- Mejor dedícate a otra cosa
- Sé más responsable
- Eres cobarde
- No te respetas
- No te creas tanto
- Eres mediocre
- ¿a quién vas a ayudar tú estando así?
- Es imposible
- Ni lo intentes
- No lo vas a conseguir.
- ...

Si te fijas, puedes comprobar que eres capaz de decirte cosas que jamás dirías a otra persona.

Y eso es una injusticia hacia ti mismo.

Un ejercicio interesante, que puedes hacer en pareja. Se denomina Dinámica del Espejo. Es sencilla. Se trata de sentarte frente a la otra persona, a una distancia de unos 50 o 60 cm y en silencio mirarse fijamente durante unos minutos.

También puedes hacerlo en soledad delante de un espejo.

Mira directamente a los ojos de esa persona sin apartar la mirada, o bien a tus propios ojos en el espejo e imagina que estuvieses mirando directamente a los ojos de el niño de 6 años fuiste. 

Y ahora dile en silencio, con el pensamiento, uno por uno esos mensajes negativos, como los de la lista que he puesto más arriba. Si lo haces en pareja y eres destinatario de los mensajes, sostén la mirada y aguanta.

Es un ejercicio duro y revelador, porque experimentarás, hablándole a esos ojos que son los tuyos con 6 años, lo injusto que puede llegar a ser uno consigo mismo. También es posible que te impresiones (suele ocurrir)

¿le dirías esas cosas negativas a un niño de 6 años?

La segunda parte de este ejercicio es igual pero mirando a esos ojos y diciéndole en silencio lo que ves positivo, que podría ser:

- Tienes energía
- eres valiente
- Eres una persona generosa
- Tienes potencial
- Eres capaz
- Tienes tiempo
- Eres fuerte
- Lo vas a aprovechar
- Vas a poder
- Eres joven
- Estás preparado/a

Este ejercicio te enseña una cosa importante: No puede verse algo en el otro, si no lo tiene uno mismo.

El personaje evaluador puede actuar como desmotivador, o como potenciador. Es esta última capacidad la que debes trabajar. El personaje siempre va a estar ahí, depende de ti qué mensajes le dejes dar.

Un ejemplo concreto. Existen dos famosos shows televisivos, de gran audiencia y en el que existen personajes evaluadores. Uno es "Master Chef" y el otro es "La Voz"

En el primero, el mensaje de los evaluadores para con los aprendices de Chef es en muchas ocasiones destructivo, negativo, desmotivador.
En cambio en el segundo, la figura de los coaches es, como bien indica su nombre, motivadora, con mensajes reforzantes y positivos, aún cuando no hayan seleccionado al concursante. Críticas constructivas, mensajes de aliento y de ayuda.

¿Qué mensajes prefieres?

Para finalizar esta entrada, que completa a la anterior, una recomendación. Acepta cómo estás, sin juzgar. Ahora es así y está bien.

Decide el cambio que quieres realizar y mira a tu niño interior. Conecta con él de forma integral y háblale. Háblate a ti mismo como lo harías con ese niño o niña de 6 años que fuiste. Motívale y no dudes de quién es, de quién eres.

Ahora estás en un lugar y de determinada manera. Quieres ir hacia otro y cambiar cómo estás. Si no juzgas tu ser y eres capaz de ver ese ser que eres, tal y como es, sabrás que puedes cambiar, porque el cambio se produce fuera de ese ser que eres. El cambio se produce en el estar. Cuando consigas el cambio seguirás siendo tú pero estarás de otra manera y en otro lugar.

Si es al revés no vale. "seré X cuando consiga Y" no es válido. Piensa en ello. 

En la próxima entrada de esta serie, hablaremos de creencias, de lenguaje y seremos una hormiga... Hablaremos de juicios, de conversaciones y de responsabilidad. De  En definitiva de coaching.

Hasta la próxima.

Jorge Arizcun
COACHING ACTIVO
Febrero 2019

¿hablamos?




























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