Acompañamiento para Gestión del Cambio
En una sociedad en la que se ensalza tanto el talento y la habilidad en algunas disciplinas, lo que se genera es desigualdad y en muchos casos infravaloración, sentimiento de inferioridad, creencias limitantes, distorsión.
Está claro que ese niño o esa niña que con muy corta edad ya demuestra habilidades notables y es capaz de, por ejemplo, interpretar una complicada pieza al piano, o desplegar un virtuosismo e independencia asombrosos a la batería, o cantar como un profesional, o practicar cualquier deporte con maestría impropia de su edad, o realizar una obra artística asombrosa..., es admirable.
Vemos ejemplos a diario, especialmente en redes sociales, que nos sorprenden y provocan nuestra admiración.
Yo quiero hoy desde aquí, desde este modesto espacio de reflexión que comparto, reivindicar a todos los demás. No por dejar de admirar a las personas dotadas con esas capacidades, sino por hacerlo también con las personas que nunca van a salir en un vídeo viral en las redes o en Youtube.
Personas que con toda seguridad destacarán a lo largo de su vida en algún o algunos aspectos y que ya son especiales y admirables sólo por el hecho de existir. Y no digamos aquellas que lo son por sobrevivir en condiciones de vida en las que cualquier persona del "primer mundo" no lo podría hacer.
Quiero fijarme en ese tipo de virtuosismo vital, esa habilidad de supervivencia, esa capacidad de resistir y vivir cada día, cuando no tienen realmente casi posibilidades o muy pocas para hacerlo.
Y sin irme a esa realidad, más lejana si quieres, fijarme en las personas de mi entorno social, geográfico y laboral, que demuestran también a diario y sin ruido de lo que son capaces. Que pueden hacer bien muchas cosas, que pueden aprender y perfeccionarse como personas.
Muchos con pocos recursos, o con problemas familiares, de salud, personales... O gente sin aparentes dificultades que cada día viven y trabajan, con o sin sueldo y salen adelante.
Vivir ya es una habilidad sobresaliente.
Si tenemos en cuenta la complejidad extrema de nuestro organismo y la no menos compleja mente humana, ya hay suficientes motivos de asombro.
Si además con ese cuerpo y esa mente logramos conducirnos por la vida de una forma eficiente y sostenible y crecer, entonces la maravilla es aún mayor.
La vida misma, el desarrollo de la persona y su interacción con el medio ya son talentos naturales asombrosos.
El cómo esté configurado cada cual y las habilidades innatas que pueda traer "de serie" son aspectos que podemos tener en cuenta y admirar, claro que sí. Pero no hace personas mejores. En lo biológico, desde luego no. En lo social es otra cosa. En cualquier caso depende de en qué lugar del mundo se encuentre la persona, de su cultura, de su forma de ser, de su educación, etc.
Ni un miligramo de mérito voy a restar a aquellos que teniendo esos dones innatos los desarrollan, perfeccionan y comparten. Porque requieren mucho trabajo, aunque aparentemente parece que "les sale" sin más, especialmente en los más pequeños. Pero no son mejores. En lo concreto de la disciplina en la que destacan sí, es evidente. Cantan, pintan, tocan instrumentos, calculan, escriben, programan, o hacen cualquier otra cosa mejor que otras personas. Pero tienen muchos más aspectos en los que no destacan más que el resto y también algunos en los que están por debajo del nivel medio.
Igualmente las personas que no muestran esas habilidades, tienen a buen seguro otras. Descubrirlas, ponerlas en valor y trabajarlas es cuestión de cada cual. Estar están.
Admirémonos de momento simplemente por ser. Ser ya es algo sobresaliente.
Hace falta cuidarse un poco más, no abandonarse, creer en uno mismo y descubrir eso que nos hace diferentes, en lo que destacamos.
Nadie es más ni mejor que nadie. Todos los seres humanos tienen talento. Talento natural. Habilidades y mecanismos asombrosos, físicos y mentales. Hagan lo que hagan, destaquen en algo concreto o no.
Descubre tu propio talento. Conócete, aprende. Observa qué eres capaz de hacer con más facilidad. No busques el aplauso ni la admiración. ¿Acaso un ave con su maestría de vuelo lo busca?, ¿o un felino se vanagloria de su agilidad o destreza en la caza? Todos somos geniales.
Te dejo esta ilustración para reforzar esta reflexión, Descubre quién eres y de lo que eres capaz:
Jorge Arizcun
COACHING ACTIVO
Julio 2018
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