lunes, 7 de agosto de 2017

Una decisión cualquiera - Parte 2



    Acompañamiento para Gestión del Cambio 








¿Por qué enfocarte en las posibles consecuencias negativas de una decisión? 

¿Por qué no visualizar esa posibilidad positiva para ti, aunque pueda resultar improbable?

Sin la voz interior condicionándote, limitando las posibilidades a una o a muy pocas y seguramente negativas, el campo se abre y las consecuencias se igualan en cuanto a probabilidades. 

Esa probabilidad entre un millón que presupone nuestra mente puede ser la consecuencia, ¿por qué no?

Decide conscientemente. 


Todo es posible. 

Marca el teléfono del presidente de esa multinacional, igual te lo coge... 

Pregunta, decídete a preguntar sin temer la respuesta porque no sabes cual va a ser.

En el mundo de la venta sucede así. Por no preguntar, por no ofrecer, no se vende. 

Por el miedo a no ser bien recibidos, a ser rechazados, al mal genio que nos imaginamos de nuestro interlocutor, a una mala contestación...


Ahora dale la vuelta. 

Y piensa lo contrario, que te van a atender bien, que no habrá rechazo, que la persona con quien vamos a hablar es atenta, educada y está encantada de conocerte y de recibirte, que muestra interés por lo que le vas a ofrecer..., 

¿A que así es más fácil decidir llamar a esa puerta?

¿Y si es el cliente de tu vida?


¿Y si la diferencia entre hacer o no algo, decidirse en uno u otro sentido fuese vivir o no el acontecimiento, la experiencia, la relación personal o el trabajo de tu vida?


Y aún hay más. 

Aunque la primera consecuencia pueda ser aparentemente negativa, también puede haber resultado necesaria para evitar alguna otra mucho peor... 

Piensa en ello y revisa acontecimientos anteriores que de no haber sucedido, no habrían podido evitar consecuencias muy graves.


Por ejemplo, pierdes un tren o un avión y no haces ese viaje absolutamente necesario..., que de haberlo hecho quizás hubiese sido el último...


Todos sabemos de cosas así, que a otros les ha pasado. Igual no tan graves, pero seguro que a ti te han sucedido similares.


Una decisión con una primera consecuencia negativa a nuestro juicio, puede haber sido nuestra mejor decisión a la larga.


No hay nada escrito.


La expresión "ya veremos" deja abierta la puerta a cualquier cosa que pueda suceder.


¿Qué ocurrirá si hago esto? Ya veremos. 

En su momento. 

Cuando ocurra. 

Ahora ni idea. 

Que ocurra, deja que lo haga, abre la puerta a todas las posibilidades.


Decide. 

Es lo mejor que puedes hacer.


Siempre va a haber una última sorpresa, grande, probablemente inesperada, con consecuencias imprevisibles. 

Ni malas ni buenas. 

Una acción, una decisión te lleva a otra, a adaptarte, a caminar, a sortear, a admirar, a aprender, a evolucionar.


A vivir.


Vive, decide y deja que la vida te sorprenda. 

Todo puede pasar...

...y todo puede acabar en un instante.



Jorge Arizcun
Julio 2017





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