sábado, 25 de marzo de 2017

Ser Estatua


                     

Trick or Treat      Crecimiento Personal







A veces es mejor volverse estatua. 

Inerte y quieta estatua. 

Una figura impasible sin reacción ante las críticas o las provocaciones.

Dura, de piedra o de frío mármol. 

A veces hay que ser así. Inmunes a lo que ocurre fuera. 

Inmunes al frío y al calor. Al sol, la lluvia y a la nieve.

Lo más difícil es permanecer impasible al ser humano. 

Porque una​ estatua puede sobrevivir siglos en una selva, pero en una tarde en una ciudad puede perder un brazo, o la cabeza, a manos de civilizados humanos... 

Pero aquí quiero referirme a ser Estatua mentalmente. 

Poder hacernos de piedra en nuestra mente. Impasibles al exterior.

No todo el tiempo, claro. Pero sí en ocasiones en las que es mejor la total impasibilidad.

No es fácil. Hay que entrenarse.

No hay nada mejor que no responder a una provocación, no ofenderse ante una descalificación, no reaccionar ante un ataque, o una adversidad.

Cuando no se trata de algo físico, cuando esa amenaza es mental, real o no, poder convertirnos momentáneamente en estatuas es todo un logro.

Una estatua no tiene más que el desgaste del tiempo. 

No aparta la vista de lo que está mirando y no reacciona.

Vamos, que una estatua no hace ni puñetero caso a lo que sucede a su alrededor.

A veces esa habilidad nos sirve para no atender a nuestra voz interior cuando quiere atacarnos. 

Sí, puede protegernos de nosotros mismos.

Y si esa estatua la ponemos con los ojos cerrados, las cejas elevadas y una amplia sonrisa, el efecto de protección de multiplica.

Ser estatua. Para no alterarnos. 

Una técnica muy útil, que existe en la naturaleza. Muchos animales la utilizan en el plano físico, para pasar desapercibidos. 

Nosotros podemos también forzarnos a estar quietos, impasibles, cuando nos provocan. 

Quietud mental y física. Auténticas estatuas. De piedra.

Muchos conflictos nos podemos ahorrar.

¿Para qué responder?, ¿para qué reaccionar?, ¿para qué desgastarnos ante ciertas circunstancias, personas, o cosas que pasan?

Yo creo que en muchas ocasiones no merece la pena responder. 

Ni siquiera inmutarse.

Prueba a insultar a una estatua. 

A ver si responde. 

O se inmuta.

Ni aunque le arranquen un brazo, o la trasladen de sitio.


Jorge Arizcun

2 comentarios:

  1. Vaya...aún para ser estatua hay que aprender. Es muy cierto pero difícil. Además de eso si depositas compasión hacia ti misma y hacia la persona que critica sólo lo que supone que es...Es un ejercicio para recuperar equilibrio.

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  2. Exacto Esther. Compasión impasible. Ejercicio de equilibrio y autodominio.
    Muchas Gracias.
    Un beso

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