Crecimiento Personal
Hoy hace uno de esos días que invitan a no salir, a quedarse en casa, leyendo, o viendo la tele, tapados con una manta.
Llueve, hace frío, hay una luz gris que nos lleva a cierto estado de ánimo.
Pero no. No es el día, ni el frío, ni la lluvia, ni la luz. Nada de eso nos puede llevar a ningún estado de ánimo.
Sólo puede hacerlo nuestra mente, con nuestros pensamientos. Pensamientos incesantes que boicotean nuestra vida, si les dejamos.
Pero esto está ya dicho y redicho. De nada sirve repetirlo y repetirlo. Hay que hacer.
¿Y qué podemos hacer?
Pues muchas cosas. Pero no hace falta buscar cosas complicadas, no. Se puede hacer algo muy interesante que es no seguir esos pensamientos, parar y observarlos.
Porque si la dejamos a la mente, que va a su aire, dominarnos, va a jorobarnos el día.
Podemos hacer cosas. Siempre hay algo que podemos hacer para no seguir a esos pensamientos, que tienden a paralizarnos con ese mensaje negativo. Hoy porque hace un día frío y gris, otro día porque hará un día caluroso y demasiado luminoso, o con mucho polen para la alergia, o con mucho viento..., da igual.
La mente inventará pensamientos para que no hagamos.
Pues hay que hacer. Es la única manera. Hacer. Lo que sea.
Para no hacer caso a esa voz de nuestro pensamiento que quiere que nos lamentemos, que no hagamos nada, que nos quedemos tirados, tapados, que durmamos o que nos anulemos con la tele durante horas.
Mejor será hacer. Moverse.
¿Qué nos gusta? Y ¿qué no nos gusta? Porque hay que hacer de todo, lo que nos gusta y lo que no, que son apreciaciones subjetivas.
Y sólo hay que ponerse.
El decorado es lo de menos. Me refiero al exterior, al tiempo, a la luz, a la lluvia o a lo que sea.
Es lo de dentro lo que importa. El problema es que ese mal tiempo, o lo que percibamos cada uno como mal tiempo o desapacible, se instale en nuestro interior.
Porque no hay peor frío que el interior, ni peor humedad, ni peor oscuridad. Y sólo son pensamientos.
Tenemos que darnos cuenta de esto y repetirlo. Son pensamientos, que me provocan emociones, ante las que reacciono.
Uno puede somatizar como consecuencia de lo que piensa. Puede incluso enfermar.
Es muy potente la mente. Pero no lo es más que nosotros, que nuestro ser.
Siendo de verdad, estando presentes y atentos, podemos combatir y derrotar a esos saboteadores mentales que son los pensamientos que nos dicen, vaya día, qué asco de tiempo, qué frío, qué calor, qué mierda...
Y ninguna de esas cosas son importantes, ni son buenas o malas, tan solo son.
Es nuestra mente la que las etiqueta y la que produce reacciones físicas en nuestro cuerpo, la que puede alterarnos el ánimo.
La mente. Cuánto se ha escrito sobre ella y sobre los pensamientos.
Y cuánto hemos leído y escuchado, que no nos ha valido para nada, porque volvemos una y otra vez a los patrones de comportamiento y a las reacciones automáticas a esos estímulos.
Lo importante es: ¿cómo estamos realmente? En nuestro interior profundo. ¿Estamos en paz?
Si estamos en paz, nada de lo anterior nos puede ocurrir, porque estaremos vibrando en la misma frecuencia que el todo y aceptaremos sin juicios todo, tal y como venga.
No existe el mal tiempo, existe el tiempo atmosférico, que es cambiante y consecuencia de leyes físicas. Es necesario que sea así. Y es correcto y perfecto.
Que nos guste o no depende de nosotros. ¿Y por qué elegimos que no nos gusta?
Porque es una elección. Es ver las cosas de forma positiva o no. No quiero decir negativa, sino menos positiva, así vamos entrenando.
Todo tiene su parte buena, todo. Hasta los días grises y lluviosos.
Podemos disfrutar, viendo una buena película, tapados con la manta, sin lamentar nada.
Apetecen esos días grises y desapacibles, porque si los vemos de forma positiva, nos invitan a pasar esas tardes calentitos en casa haciendo cosas que pueden hacerse en casa (no sólo estar en el sofá tragándonos lo que nos echen, desganados y tristes)
Pero también puede salirse a la calle, y puede ser gratificante, claro que sí, un paseo bien abrigados, buen calzado, ropa de agua, paraguas..., en compañía o solos. Y parar a tomar un café y leer un rato nuestro libro en la cafetería o conversar si vamos con alguien.
Bueno, hace frío, llueve, hace viento..., ¿y qué?
¿Qué tiene eso que ver con nuestro bienestar interior?
Si nosotros estamos bien, nada de eso nos va a afectar. Lo que no es correcto es pensar que estamos de una u otra manera en función del exterior. Ahí está el error.
¿Qué culpa tendrá la madre naturaleza de cómo nos encontremos nosotros?
Todo está bien ahí fuera. Es como es. Lo que debemos preguntarnos es por qué yo estoy así, melancólic@, triste, apátic@. Y en eso debemos trabajar.
¿Qué nos está pasando? Observémonos ¿por qué reaccionamos así?
Es importante conocernos, hacer por conocernos y no achacar a causas externas lo que nos pasa. Porque es dentro donde debemos mirar y actuar.
Podemos meditar, buscar la conexión con nuestro yo, hacer deporte y hacerlo con nuestro cuerpo, leer, escuchar música, escribir, como estoy yo haciendo ahora.
Trabajar, estudiar, jugar, caminar, cocinar, hacer bricolaje, planchar, conversar, hacer deporte, meditar...
Podemos hacer todo lo que nos apetezca hacer. Lo malo es que no nos apetezca hacer nada. Esa apatía, ese dejar pasar el tiempo sin aprovecharlo. Ese lamentarse.
Sólo nosotros decidimos dónde colocarnos, en la acción o en la inacción y el lamento.
No hay días grises. Hay días, con toda la gama de colores. Predominarán más unos u otros dependiendo de la estación. Y es lo correcto.
No dejemos que los pensamientos nos controlen provocando emociones a las que reaccionamos. La tristeza, la euforia, el miedo, el placer, el ánimo, son eso, emociones.
Nosotros no somos nuestras emociones. Y la reacción a las mismas es cosa nuestra.
Un día gris y lluvioso no afecta para nada a nuestra supervivencia, no supone ninguna diferencia en cuanto a la experiencia.
Es un día para vivir, eligiendo y adaptándonos. Observando con atención qué es lo que sentimos y porqué.
Es más que probable que acontecimientos del pasado, relacionados con días como el de hoy, condicionen nuestro presente. Y hay que saberlo. Ser conscientes que todo es producto de nuestra mente. Y elegir.
Pudiendo elegir estar bien, que podemos, ¿por qué elegir lo contrario?
Hoy hace un gran día. Porque estamos vivos y podemos hacer muchas cosas.
Recordemos que estamos vivos. Sólo eso debería bastar, pero a veces no basta.
Sobre esto sí merece la pena reflexionar.
Lluvia o sol, frío o calor, da igual. Eso es lo del exterior.
¿Qué tiempo hace en tu interior?
Jorge Arizcun
Octubre 2024
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